El siguiente día amanece medio bien pero no claro del todo. No invita a subir hacia los 3000 metros, aunque tenemos ganas de hacer algo más largo. Así que nos dirigimos al Rognon du Ramoug, dónde ya escalé el pasado año y me dejó un recuerdo muy bueno.
Lo único chungo, a parte de los seguros lejos e ilógicos, es la aproximación. El seños francés que equipa por allí nos dice que ahora la han cambiado, que es mucho más cómoda y rápida. Además dice que van a desmontar la aproximación de la canal por peligrosa. Esta nueva va mucho más abajo, cerca del agua y con ligeros subeybajas. Encontraremos algunas cuerdas fijas y algún escalón metálico.
Yo, sinceramente, la encuentro igual de cutre y peligrosa. Si te caes en muchos lugares, que tampoco son caminando caminando, te das un buen fostión y terminas en el agua, pero enfin, acompaño el nuevo acceso. Otra cosa sería rodear el lago por la banda contraria. Es factible, sólo hay un pequeño tramo rocoso cerca ya de la pared y tiene cuerdas fijas. Tardas más pero lo veo infinitamente más seguro. Sólo me queda por hacer una vía, pero a esta se accede en rápel.
La vía, sin ser tan buena como su vecina de la derecha, merece bastante la pena. Tiene algunos largos buenísimos y alguno un poco callo. Al equipamiento escueto, un tanto ilógico en ocasiones y expuesto de vez en cuando, hay que sumarle que en algunos puntos han saltado los clavos originales. De echo yo me quedé con uno en la mano (L7), lo miré bien y en su lugar no se pone nada o, como mucho un fisurero pequeño y malucho. En el L9 debió pasar lo mismo. Un par de clavos planos o extraplanos solucionan la papeleta. Regreso cómodo.
El tiempo hoy ha respetado y la niebla no entra hasta la tarde, cuando ya estamos terminando.
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