En todas las
zonas a las que acudo habitualmente me gusta colaborar de una u otra forma. A
veces equipando alguna deportiva o arreglando algo, otras abriendo alguna línea
que me sugiera una bonita pared.
Esta vez la
tenía grabada, llamaba a voces la ralla directa entre el suelo y la cumbre de
la bonita Torre del Dharma o Aguja de Bachimaña. Ascender en busca de un
evidente diedro era el motivo principal de la ascensión. El asunto era como
llegar a el.
Desde las vías
adyacentes ya me lo había mirado y se veía bastante bien, así que sólo había
que esperar el momento.
Subo hacia el
refu con Marta y Carlos. La idea es abrir un tramo el primer día y finalizar al
siguiente. Una pequeña parte del material ya lo teníamos por allí arriba, por
lo tanto iríamos algo mas ligeros.
Llegamos al
inicio y escrutamos la pared milimétricamente. Como siempre, vamos dando
opiniones, las cosas se ven diferentes desde aquí abajo, todo mas difícil de lo
que en realidad es. Creo que me dejo llevar por esta visión, no del todo cierta
y sucumbo hacia la opción B. Les convenzo de abandonar la idea original de
tirar directo para arriba por las placas a favor de otra línea, mas evidente y
situada bastante a la izquierda. Comienzo la jugada.
En el L2 hay que
subirse a un árbol hasta bien arriba, seguramente mas de lo que la mayoría desearía.
Una chapa salvadora nos pega a la pared y al mundo al que estamos acostumbrado
y que no se mueve en todas direcciones.
Bonito largo al
que le siguen otras secciones mas fáciles y menos agradables. Una travesía
descendente nos coloca de nuevo en la vertical del codiciado diedro, que en
realidad son dos.
Comenzamos por
el de la derecha, mas limpio, para decantarnos rápidamente al de la izquierda,
más fácil.
Buenísimo largo
que se trabaja Carlos sin poner ni una sola chapa. Salvo un fácil pero algo
expo paso al inicio (se solventaría con un clavo) le sigue toda la fisura
perfectamente protegible y que se comerá todo lo que le queramos dar de comer.
Bonito final que
nos deposita justo en la cima de la aguja.
Han sido dos
días con un tiempo perfecto y una muy grata compañía. Para remate hemos podido
inaugurar un itinerario con el que llevaba soñando hacía bastantes días.