Como esto no sigue ningún orden, ni falta que le hace. Vamos con la última vía que hemos abierto. Esta la terminamos el pasado jueves en la Peña Montañesa.
El año pasado Chavi me envía unas fotos de la pared de Peña Montañesa, dónde había adivinado alguna opción apetecible de apertura. En absoluto conocía el lugar, pero la idea, para variar, me atraía bastante. Una primera visita para ver un poco las paredes, escalar algo y hacer fotos. Otra segunda visita para hacer unos pateos por los bonitos pr’s y fotografiar todas las paredes que se pusieran por delante y varias ideas.
Sobre una foto trazamos una primera posibilidad y, después algunos planes B, por si acaso.
Nos juntamos Sidi, Chavi y yo y nos dirigimos hacia la primera opción. Por lo que sea pero no nos convence en absoluto (¿igual demasiado verde?). Con el tiempo, y pensándolo mejor, igual no estaba tan mal. El caso es que desistimos, la pared también es más tiesa de lo que esperábamos. Decantamos para la derecha en busca del plan B, no. Seguimos más a la derecha hacia el plan C, tampoco. A cascala, un poco más a la derecha el terreno se tumba bastante y tentamos a la suerte, a ver que sale.
Subimos por el lugar que nos parece más bonito y asequible, dentro de la buena roca. Un buen primer largo y un muraco en el segundo. Este L2 queda demasiado difícil, sobre todo viendo la tónica del resto de la vía. Asomamos la cabeza para mirar el diedro de la izquierda, que creíamos sucio y pleno de hierbajos, pero no; se ve limpio y bien bueno. Abajo.
Al cabo de unos días, regresamos con Chavi y abrimos por ese diedro. Bien, mejor. La variante directa queda como inicio de algo que en el futuro continuará recto para arriba, en busca de los desplomes. Hoy los evitamos yendo a buscar un diedro perfecto situado unos 20 metros a la derecha. Este aparece, en su parte alta, taponado por un techo de erizones. Justo bajo ellos, damos por finalizada la jornada.
Para el tercer día de curro se apunta Remi. Escalamos lo abierto hasta ahora y, Chavi, finaliza su diedro, colocando expansiones para salvar el techo de erizones punzantes. Con las repeticiones, seguro que acaba por desaparecer. Ahora dudamos si por aquí o por allá (como siempre), pero acabamos subiendo primero recto y después con tendencia a la dere, por una bonita placa que se deja subir más de lo que parecía. Role con ambientillo en la parte final-derecha de la barrera de desplomes.
Remi se encarga de sacarnos de la pared, con un bonito y osado tramo de placa sobre los citados desplomes.
Creemos que la vía merece la pena por la variedad de pasajes y la calidad de roca (casi siempre), el tiempo la colocará en su sitio.
Respecto a la aproximación, según Albert S. existe un camino un poco más cómodo, situado algo más arriba del aparcamiento, este da acceso a la pedrera y canal final. Pero vaya, el terreno es bastante salvaje en general. Nosotros hemos subido cada vez por un lugar diferente.
Sólo hay alguna foto, mala, del primer día.