Visita al Nakhar
que no convence mucho, aunque luego nos dijeron que la roca era buenísima. No
se no le vimos el punto ese día.
Llegamos al
Tanuf y recorremos la pista hasta el final, después excursioncilla a ver lo que
había mas allá: paredes, paredes y mas paredes y al final de todo un pedazo de
agujón, posiblemente virgen.
Yo tenía
controlado un buen objetivo a la sombra todo el día y justo al ladito mismo del
coche, así que al final decantamos hacia el, pero al día siguiente.
Los dos primeros
largos son en placa con regletas y agujeros, amenizados por alguna laja, muy
buenos.
La segunda parte
queda desplazada del eje ideal, mucho, pero el motivo es francamente bueno: el
diedro mas marcado de todos, unos 100 metros verticales y en bavaresa, de
escalada atlética, algo difícil de encontrar hoy en día en muchos lugares de
Europa, por ejemplo.
Una maravilla,
pero….
Resulta que es
el finde de aquí y los habitantes de Tanuf salen al campo de picnic, costellada
y festival, además muchos. Todos muy cerca de la base de la pared, los coches
aparcados y los niños jugando y corriendo por todas partes. Abajo limpiamos lo
necesario sin problema, pero al elevarnos mas ya no mola nada tirar piedras por
el evidente riesgo de liarla pero bien liada.
Empiezan a
aparecer bloques peligrosos y tenemos que hacer virguerías para pasar sin
tocarlos. Uff que miedo, por si caía algo.
En próximas
repeticiones los tendría que tirar el segundo de cordada, caen fácilmente. Pero
sobre todo, que no sea viernes ni sábado.
Con Paco y
Salla.