Último día de
estancia en el cañón y buscamos algo relajado, que nos permita escalar tranquis
y luego darnos un paseo por el barranco, puesto que de momento solo conocemos el
tramo de los alrededores del bivac.
Nos habían
recomendado esta vía como muy buena. Desde abajo, para variar, no concuerda lo
que ves: un tremendo diedro totalmente vertical y desplomado, protegido a ambos
lados por grandes muros monolíticos y que le transfieren un ambiente único; con
lo que pone el papelillo: amables dificultades de V y V+, un paseíllo.
Con la mosca
tras la oreja escalamos la gran rampa inicial de II y III. A pelo y
expuestamente, el lo que hay. Ya nos vamos acostumbrando a todas las rarezas
del lugar.
Llegados a pie
de vía flipamos con el pedazo de diedraco con aspecto inexpugnable. Te dicen 6c
y te lo crees, pero te están diciendo V+ y no te lo crees.
A la izquierda
una vía totalmente equipada con anclajes químicos (7c) recorre un gigantesco
muro negro.
Comienza Hector
con una larga tirada que lo deposita en el agradable nicho de R1. Como siempre
las galletas ocultas facilitan la progresión, pero un 6a ya se le podrá poner
al tramo desplomado, sin temor a equivocarse y utilizando la escala actual, un poco
más amable que la usada por los Remy en los 80.
Llego a la
reunión y no me lo creo, la visión es como para montar un rapel y largarse a
tomar el sol.
Una chimenea
desplomada y totalmente lisa no invita a nada de nada. Pero…un puente de roca
un poco exterior nos desvela el secreto, en realidad es por fuera, bien abierto
y aprovechando las grandes presas invisibles desde abajo que facilitan la progresión.
Espectacular y o
muy difícil, eso si, la visión de la cuerda por el aire y sin pasar por ningún
seguro no da demasiada confianza. Será la tónica del resto del largo:
verticalidad absoluta, buena presa y buena exposición. En la zona superior ya
se cierra la fisura y permite poner buenos seguros, me desquito para liberar
tensión y peso.
Rapelamos
mientras comienzan el segundo y tercer turno de ascensos para los compañeros.
Para rematar un
poco la actividad del día, vamos a una fisura de un solo largo, situada justo a
la derecha. Se trata de una bellísima línea de 6b/+. Se comprueba lo que ya
sabemos: colocando los seguros es muchísimo más cansado y, por lo tanto, difícil
que con ellos ya puestos.
En todo caso es
un buen final de fiesta.
Nos damos una
vuelta por la salida del barranco, dónde hay más rocas, un arco natural, jebels
y jebels mas allá del valle, un rebaño de dromedarios y…un bar.
Parece mentira
pero no lo es, hay un chiringuito dónde hacen tes y, seguramente bebidas
frescas porque tenía una neverita.
Regresamos a
Rum, con cierta añoranza y mucha tierra en todos los poros de la piel, el saco
de dormir, las cámaras de fotos, el material…todo hace jrrrr cuando mueves algún
mecanismo.