Esta es la vía mas clásica del
lugar, gracias a su belleza, estética y dificultades razonables.
Esta vez madrugamos mas y
estamos allí los primeros. Comienza la primera cordada y nosotros les seguimos
muy de cerca y ya llega otra cordada de 3 Estadounidenses que esperan su turno.
Le toca empezar a Pere,
enlaza los dos primeros largos y me da la señal de salida. Inicio, paso la tercera
chapa y estiro la mano detrás de un espolón, sin ver lo que hay y en busca del
buen agarre salvador. Toco algo blando y la retiro rápidamente, pensando que
era una planta con esa textura y que había visto por la zona. Saco la cabeza y
allí estaba ella, la serpiente, ante mi. Mirándome sin demasiado interés pero
enroscada en si misma.
No sabía cual era (después
hablando con los locales y con fotos, si, era la temible cascabel, además en su
versión mas chunga, joven y pequeña). Salgo disparado en dirección contraria y
con el corazón a 200. Buaaa, que miedo. El resto del largo lo hago temblando.
Advierto a la cordada de
atrás de lo que hay, en mi Inglés de Hospitalet: “bi careful, der ar a esnake”.
Me miran, no se si me han entendido y se ríen. Bueno, “ya espabilarán, que han
cumplido los 18 años”, pienso.
Comienzan a escalar y al cabo
de unos instantes oigo aahhhh. El tipo la ha visto y sin dudarlo se ha tirado
para abajo. Lo miro y le digo: “si ya te lo he dicho, pa que vaaaas”, ya en
Español. Lo cuento a mis compañeros y no me creen. Que poca credibilidad que
tengo.
El resto del itinerario se
desarrolla sin mas incidentes. Una bonita escalada en fisuras y diedros, con
alguna placa ocasional, para enlazar con el gran diedro final.
Llegamos a la preciosa y
característica, por verse de muchos lugares del cañón, palmera de la cima.
Bajamos al final del medio
día y aún nos da tiempo de ir al bufet libre que tocaba ese día en el camping y
ponernos las botas.
Por la tarde rematamos
visitando las termas de San Joaquin y relajándonos en sus calientes aguas. Día
completo dónde los haya.
Con Pere, Alberto y Juan Luis.