Todas las veces que he escalado en Andorra he quedado gratamente sorprendido por la calidad de su roca e itinerarios. La Paret del Solà de l’Enclar, situada justo sobre el cementerio nos ofrece una serie de sectores deportivos y algunas vías largas que nos sorprenderán por su belleza. Visto de lejos nunca dirías que merece la pena, pero una vez en faena, la primera imagen se desmonta totalmente y nos abandonamos al disfrute de sus placas repletas de regletas y algunas fisuras perfectas esparcidas a lo largo del itinerario.
La vez anterior, con Sidi, escalamos Corto Maltese, saliendo por Banzai. No fue una combinación intencionada, sino un error en toda regla. Aprovechando un viaje laborar al País dels Pirineus, quedé una tarde con Franc para escalar a la sombrita y hacer la combinación contraria (Banzai-Corto Maltese), nos quedó un itinerario buenísimo y muy sostenido y homogéneo en el 6a/6a+. Abajo recorre toda una serie de placas regleteras, para continuar por una zona intermedia muy fácil y sin atractivo especial, evitando el largo de 7b. Llegamos a la base del bastión final, la guinda del pastel, aquí primero encontramos un lago de fisura perfecta, con cerrojos de palma de aquellos que se quedan solos. Le sigue una placa verdaderamente increíble, con regletas perfectas y amplias, esparcidas en un muraco casi vertical. Brutal.
Esa misma mañana, había visto de lejos y de frente, la canal de bajada, se veía claramente marcada. Y tanto, como que había habido un derrumbe del copón. Toda la canal estaba arrasada por bloques y tierra y había cambiado su fisionomía totalmente. No existía camino alguno y debíamos bajar con cuidado. Con el paso del tiempo se irá perfilando de nuevo el sendero, pero de momento, ojo. Los bloques han llegado cerquilla de la civilización, que miedo vivir según dónde.
He cambiado la reseña anterior y realizado dos diferentes, una de cada vía.
Como en todas las vías del sector, ambiente ciudadano y una elevada contaminación acústica durante toda la tarde, es Andorra.