Todas las veces que me dirijia al Midi no podía evitar girar la cabeza 90 peligrosos grados a la derecha. Sólo mirar la extensa pared de la Foratata ya hacía adivinar sus excelentes posibilidades. Le acompañaba una fama de mala roca, tan inmerecida como tantas otra veces. Los primeros itinerarios, abiertos hace muchos años y que transcurrían por canalobrios diversos, de roca mediocre en ocasiones, contribuían claramente a este Sanbenito.
Thivel dio el pistoletazo de salida con un magnífico itinerario que alternaba placas y fisuras por terreno buenísimo y a partir de ahí se fueron abriendo, una tras otra, un montón de nuevas vías. A la vista del enorme potencial, esta historia va para largo.
La inmensa mayoría son de dificultad bastante elevada y, se momento, sólo una es claramente más fácil y, por lo tanto repetida.
Por el momento existe dos que podríamos considerarlas clásicas de la pared: la citada de Thivel y la Valle de Tena, con diferencia la más repetida de la pared.
Esta última cuenta con todos los ingredientes para ser subida con asiduidad: aproximación y descenso cómodos, dificultades razonables, equipamiento generoso y roca excelente durante todo el recorrido. Posibilidad de subir en artificial o en libre difícil (chimenea agónica en OW), el largo clave.
Ambiente inigualable, si nos abstraemos de las pistas de deslizamiento sobre nieve. Realizada con Solé y Xacó. Aunque, a la vista de las fotos, parezca mentira ese día llegamos al coche corriendo y lloviendo a cántaros.
Buenísima la señal de lluvia de contenedores, situada en el aparcamiento.
Por supuestísimo VVB.
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