Esta vez ya le entramos a una vía con más consistencia, en el vertical e impresionante Tozal de Espelunga, por su banda izquierda Espolón de la Forca que desciende de la Aguja Salvaje. Quizás demasiados nombres para una sola cosa ¿no?
La vía es muy variada y tiene de todo, aunque en general nos gustó bastante por el recorrido, ambiente y escalada. Lástima de esa roca un pelín patinosa en esta sombría pared, pero es el precio que se debe pagar por el fresquillo en verano. El tema equipamiento, lo que pasa mucho por estos lugares; mogollón de paraboles, muchas veces en lugares que no sabes muy bien el porqué y nada ni posibilidades de asegurarse en algún otro, lo de siempre. Únicamente le achacaríamos la salida de los dos penúltimos largos por aquella fisura ancha uy rectilínea, a veces con roca a controlar. Personalmente hubiera salido totalmente recto y siguiendo el filo del espolón, una maravilla afilada, con roca buenísima y sólo un pelo más chunga. Tornillos no creo que hubieran puesto muchos más de los que hay en la fisura ancha.
Como la bajada es un rollo patatero, optamos por rapelar. A mediodía entraba el abrasador sol veraniego, pero nosotros laya estábamos llegando al suelo.
VVB como fácil (que tiene su gracia) del Espelunga.
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