Era la primera vez que subía a Sarradets, 1,30 h. buena de pateo. Ayudamos a los guardas a cargar el helicóptero y nos brindan la posibilidad de que alguno pueda subir en el aparato. Rápidamente me ofrecí voluntario, ante el poco entusiasmo de mis compañeros y el mucho de mi, me montaron. El vuelo debía durar como 1 minuto, aún se enrolló el piloto y me paró unos instantes ante el pico para que pudiera echar unas fotos. Con los nervios y los aparatos eléctricos no me acabaron de quedar bien (mejor las que tiré desde la Breche) pero fue una buena experiencia.
Nos dirigimos hacia las frikis del Sarradets, comenzando por Mes nuits sans elle, un magnífico recorrido por placas compactas equipado con spits (alguno que no quiere acabar de entrar) situadas a distancias un poco tremendas para mi cabeza. Entre medio a veces tienes la suerte de poder colocar algún amigo-perro pero otras no, entonces lo mejor es no mirar para abajo en ningún momento y dar un pasito y otro y otro, no es difícil, menos mal. Regletas de todos los tamaños, tirando a grandes y muy grandes, nos llevan de una reunión a otra.
Estupenda ascensión cuatro estrellas efectuada con Jean-Michel, Jean-Mi y Marie, lo que da vidilla para tirar unas fotos e intentar (sin conseguirlo tampoco) captar la monumental atmósfera que nos envuelve.
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