Todos conocemos Ordesa, con su extraña roca, mezcla de arenisca y caliza, con su ruda escalada siempre en desplome, siempre acongojante e intimidante. Lo que ya no se conoce tanto es el más allá del cañón de Ordesa. Por encima de las praderas dónde finaliza el Gallinero, más allá incluso de las segundas franjas calcáreas que sustentan la Faja de las Flores, encontramos la famosa Brecha de Rolando y toda la línea de tresmiles fronterizos. Precisamente en ellos, en los que van a dar directamente al cielo, encontramos algunas escaladas alejadas pero bellas como ellas solas.
Una de estas paredes es la cara sur del Casco, situada directamente sobre el camino que cruza toda la sierra por su base, nos brinda una ascensión en un ambiente calcáreo inolvidable. Sin ser una gran vía, disfrutaremos de todo tipo de trampas: placas de agujeros, alguna regleta, canalizos, diedro perfecto y llegada a un 3000, perfecto. El ambiente, más que Pirenaico, nos recuerda tremendamente a los Picos de Europa, es la tremenda variedad que nos ofrece la cadena pirenaica.
La aproximación por la vertiente sur es sólo para los muy recios, salvo la travesía-escalada que parece que se está poniendo de moda: vía en el Gallinero, pateo hacia Sarradets y vía en la Torre o similar.
En todo caso lo normal es subir al Refuge des Sarradets y en poco más de una tranquila y entretenida hora, llegar al inicio de la vía. Ascensión realizada con Jean-Michel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario