Íbamos de cabeza a la directa, aunque no muy convencidos por las previsiones, por las nubes amenazantes y por la rasca de Alaska. Subo el primer largo y, ya a la mitad veo la cortina blanca que se acercaba. Llegando a la role empieza a nevar, me abrigo lo que puedo, que no es mucho más de lo que ya voy, y le digo a Jorge que suba, a ver que pasa.
Sube y pasa lo que tenía que pasar, que nieva más. Esperamos, no para y rapelamos de nuevo al suelo. Y pasa lo que tenía que pasar, al poco de que llegue Jorge, sale el solazo. Hay que pensar algo rápido: vamos con una sola cuerda y subir más arriba podía ser poco bueno en caso de otro abandono puesto que los largos ya pasan de los 35 metros.
La semana pasada Jorge y Chavi hicieron la Santi Sagaste como vía de consolación, tras otro marroncillo. Es él quien sugiere repetirla puesto que reúne todas las cualidades: fácil y rápida, con el frío que hace no deberemos estar mucho rato en las roles, además enlazaremos todos de dos en dos. En caso de tener que bajar, los rápeles están a 30 o 35. Él hará de primero los largos que el otro día hizo de segundo. En un par de horas y pico estamos en la cima del Mallo de la Mora tras haber escalado un precioso itinerario homogéneo y sostenido en el V/V+, todo el rato sobre excelente roca, menos el último trocico. Muy buena y recomendable.
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