Hace años Guillem envió la reseña de este itinerario abierto por el y su hermano en un lugar totalmente desconocido, pero a la vez totalmente familiar. Se trataba de una pared enclavada muy arriba del Torrent del Boisc. Invisible a los ojos indiscretos y poseedora de una curiosa roca arenisca, bien dotada de presas, como la parte superior de Roca Regina, su lejana vecina.
Durante una excursión a Sant Martí de les Tombetes, ví en la lejanía y por primera vez los atractivos espolones, se imponía una visita. Al poco me planté delante con la cámara fotográfica y el bocata, no hacía mala pinta. Pasó el tiempo y finalmente se dieron las condiciones para repetir el evidente Diedre Sud.
En realidad de diedro tiene bien poco, es más bien una sucesión de lajas, fisuras, placas y diedros que conducen elegantemente a la cima de la paredes. La escalada es variada y atractiva y la roca debe aún sanearse bastante para convertirse en clásica, aunque podría hacerlo. Aún así merece repetirse, teniendo en cuenta que la ruta es mejor de lo que su aspecto puede denotar. Vigilar a lo que os cogéis, yo salí disparado (hacia abajo) con un buen bloque entre los brazo. Iba de segundo y no le prestaba la atención adecuada, pagando mi error.
Realizada con Chavi y Jorge en un frío (muy frío) día de este invierno, aquí estábamos ni más ricamente.
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