Me levanto el
primero, comienzo a preparar el desayuno y se inicia la lluvia. Al principio
tímidamente. Me refugio bajo nuestro característico árbol para acabar el te
pero aquello comienza a arreciar.
Así que a toda
máquina recojo el chiringuito. Nacho sale también disparado de la tienda, la
plega y a la furgo.
Llueve a saco.
Hacemos tiempo y
cambiamos de lugar a ver si hay suerte. Encaminamos hacia Ajaccio en busca del
Monte Gozzy, situado mucho mas cerca del mar, con grandes desplomes y al sol
todo el día.
Conforme vamos
bajando, cada vez llueve menos y termina por despejar.
Bajo un sol de
justicia subimos la buena cuesta que nos separa del inicio de la pared.
La vía escogida
no la encontramos, o si pero no lo tenemos claro. El caso es que rápidamente
pasamos al plan B, que es más difícil que el A pero también está más claro por
dónde transcurre.
Existen tres
líneas paralelas y cercanas, fruto de la limpieza del musgo en la pared, la
nuestra es la línea central. Encarrilamos y para arriba.
La parte de
abajo es toda en placa técnica, con un granito excelente y rodeados de
chumberas de lo más exótico. Rapelar aquí tiene que ser muy arriesgado para
nuestras manos si la cuerda va a parar (que seguro que si) sobre una de esta
paletas repletas de pinchos.
Todo el rato
miramos absortos, perplejos y acongojados la bestial barreta de desplomes que
tenemos encima nuestro y por dónde sale nuestra vía. No le vemos el que.
Una vez allí ya
si que se ve el qué, pasa como puede por entre curiosas formaciones y con un
vacío absoluto bajo los pies. Largo impresionante que Nacho se trabaja muy bien
y yo hago lo que puedo, definitivamente los desplomes gordos me superan.
Continúo por
otro magnífico largo de 6a+ con super ambiente y super cantos, menos mal.
Nacho finaliza
el último 6c y llegamos arriba ya tarde. La vía la comenzamos a las dos.
Arriba hay
bastante gente que suben caminando para ver las espectaculares puestas de sol
sobre la Bahía de Ajaccio.
Nos liamos un
par de veces antes de encontrar la canal correcta de bajada y ya en el único
rápel, respiramos más tranquilos.
Con las últimas
luces llegamos a la base, recogemos la mochila y continuamos hasta el coche con
la iluminación de nuestros frontales.
Se ha hecho
bastante tarde y una pizza se impone.
Próxima parada
Bocognano. Aquí dormimos para salir al día siguiente en dirección a nuestro
próximo objetivo.
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