Posiblemente no hubiera ido en mi vida a esta aguja, a no ser que un viernes cualquiera de hace 30 años me llamara Manel para proponerme ir aquí el sábado. De entrada se presentaba un finde un poco monótono, que cambió por completo esa llamada. Se trataba de acompañarle a el, su hermano y Jordi (que aún yo no conocía) a abrir una vía en tal roca, además una Aresta Brucs. Algo había abierto. Pero seguían siendo las primeras experiencias en ese campo y más que nada iba para hacer bulto y jolgorio porque lo que es abrir, yo no abrí nada, simplemente estaba allí.
La vía estaba bien y se caracterizaba por una canaleta que rallaba el segundo largo. Montamos dos o tres reuniones y colocamos algún clavo (que quitamos posteriormente) y 1 sólo buril de seguro en los largos. Comparar reseñas.
En este caso, me importa un pito que hallan chapas o no. Yo no abrí nada y además tampoco me molestarían si fuera a escalarla ahora (que no iré), en esa época ya subíamos así, a pelo. Únicamente, está bien que se sepa.
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