Ya hacía tiempo que tenía ganas de escalar este original itinerario pero no había manera de cuadrarlo. Bien por distancia, bien por mal tiempo. Me había planteado este año como fecha tope para ir, al final es la forma.
Así que casi iremos a posta hasta el lejano oeste para disfrutar de la exótica arenisca vasca. Enredo a Alex, que acepta rápidamente, después iremos para la parte de Pirineo mas cercana, para complementar. Tenemos pocos días y el tiempo solo lo garantizan la jornada de Gokyo, pero vamos igualmente.
Hace años que no veo al Niño, intento a ver si se lo puede combinar para venir y también acepta, perfecto.
Tras un poco de liada en el acceso, no nos multan de casi milagro, y patinar lo que no está escrito en la bajada hasta la playa, llegamos a la base.
Una cordada está ya en faena y, mientras nos preparamos, aparece otra. Como tienen que ir a buscar a los niños al colegio les dejamos pasar, nosotros no tenemos ninguna prisa.
Aún así la escalamos bastante rápidos y disfrutamos totalmente del mar y de esta roca tan especial y fantasiosa. El primer largo lo encuentro difícil y algo expo, será la entrada en frío. El 6b del segundo nos parece estratosférico, será la falta de costumbre. Pero a partir de aquí, que es dónde seguiremos ya por la arista, es una verdadera gozada.
Minutos Nescafé en la cima y mientras ellos montan el rapel yo me cambio un poco mas allá, con tan mala fortuna que mis nuevos gatos Miura, quedarán allí como regalo para la siguiente cordada.
Ha sido genial, una gran clásica que merece la pena recorrer, aunque os pille lejos.
Equipada con químicos ya se intuye que llevaría un tremendo trabajo a sus aperturistas, a parte de adecuar acceso y descenso. Me consta que cada año le dan un repaso. Después quedamos para tomar un pincho con uno de los equipadores, Stig, quien nos cuenta detalles de este y otros itinerarios.
Sin duda un día totalmente enriquecedor.
Partimos esa misma tarde con el objetivo de escalar algo en el Tobazo. Llegamos a las tantas al aparcamiento de Peña Oroel, un lugar relativamente tranquilo y cercano a Jaca, dónde he dormido bastantes veces. Alex se inclina por dormir fuera.
Aún de noche llega un coche y pienso que será de los runers madrugadores que suben a la peña.
Pues no, es una chica uniformada que nos informa que allí no se puede dormir y que si viene la guardia civil nos multará.
O sea, entre todos estamos pagando a alguien para que venga a despertarte aún de noche y poco mas, porque durante todo el resto del tiempo que estuvimos allí, desayunando y desmontando no hizo absolutamente nada.
Los niveles de tontería alcanzados en este país con estúpidas normativas sobre la pernocta rozan lo increíble y lo imbécil. Señores, que simplemente estamos durmiendo, que no es ningún delito dormir, que lo hacemos todos y además todos los días, es indignante.
Pero es que además, a este nivel, solo pasa en España y, concretamente, Aragón es dónde mas.
Finalmente la previsión es rarilla y terminamos haciendo un poco de turismo en el Valle de Aspe y regreso a casa.
Tienes razón, los tontos con uniforme, esgrimiendo razones ecológicas, se multiplican esponencialmente. Mientras prolifera, esa preciosa autopista hacia las estaciones. Un saludo desde sobrarbe.
ResponderEliminar