Como segunda vía al Peñón ya nos habíamos fijado en esta desde la Virginia. Una cordada de ingleses se afanaba en sacarle el punto rojo y la verdad es que desde nuestra situación privilegiada no se veía nada fácil.
Al final nos decidimos por atacarle, aún con la sospecha de que igual era demasiado difícil y que igual estaba demasiado sobada y que igual había pasos demasiado obligados (6b según reseñas y la guía oficial). Bueno, ya nos encontraremos lo que nos tengamos que encontrar.
La verdad es que no nos encontramos gran cosa, salvo una vía realmente buena, espectacular, bien equipada (casi) y divertidísima.
El segundo largo (primero de dificultad) nos reserva quizás el paso suelto más difícil de toda la vía: resbaladizo, raro y que te pilla en frío. Como siga así lo tenemos claro. No sigue así, menos mal. El resto nos va pareciendo más fácil incluso de lo que marca el catálogo.
Llego al L5, las panzas no se me suelen dar nada bien y estas no iban a ser una excepción. Me miro con recelo las oxidadas chapas y no puedo evitar pensar en todo lo que se ha ido leyendo estos días por internet sobre cadenas que se rompen, paraboles que se parten y tal y tal, siempre al lado del mar. Anda si estamos al lado del mar. “bueno, tu poco a poco, que no pasa res, sobre todo no te canses y mientras no te caigas…” me digo. A la salida de una de las panzas, pillo un romo resbaladizo, medio estiro medio lanzo al siguiente, lo pillo y ejerzo la presión correspondiente. De repente me salta disparada la mano del romo inferior y me encuentro en el aire y estampado contra la rampa de abajo. Buf, aguantó la jodía chapa. Me resiento del rodillazo y otro golpe pero es leve, sólo el golpe.
Como con esta ya he tenido bastante, tiro de métodos poco ortodoxos. Luego Josiño me dice que más a la dere era bastante más fácil, lo de siempre.
Otro largo con salida atlética que sale bien y llegamos a la guinda del pastel, el último y su desplome de 6c+ o 7a según dónde lo mires.
Subo y lo paso fatal para pillar la tercera chapa. Está situada totalmente fuera del itinerario lógico de ascensión y para chaparla tienes que ir muy, pero que muy sobrado. Pillo la siguiente, ya puestos no viene de ahí.
Como le veo bastante canto, memorizo los movimientos finales y bajo a la role. Con un yoyo sale toda del tirón y no me parece más de 6c. Eso si, ya se dónde está el agujero escondido de la izquierda a la salida y tengo chapada la tercera cinta. Buenísimo tramo con mucho patio y que por si solo ya merece la pena venir a esta vía, aunque toda ella es una gozada.
Molaría que si a alguien le da por reequiparla con titanio, cambiara esa chapa un metro a la derecha y, ya puestos la siguiente también. El resto está correcto.
Llegamos arriba y en la cima está uno de los gatitos tomando el sol. Me ve y viene a saludar (y a ver si le paso algo para comer, como el otro día).
Hay un montón de gaviotas y este pasa entre medio de todas ellas sin inmutarse ninguna de las dos especies. Parece ser que los gatos no acabarán con la gran proliferación de estos pajarracos.
Nos alimentamos y alimentamos a la familia felina cuando de repente comienzan a chillar (mucho más de lo habitual) todas las gaviotas del Peñón. Es un estruendo impresionante, una a una todas comienzan a volar y alejarse del peñón como si un gran peligro las acechara. Recuerdo un reportaje de la tele en que pasaba justamente esto cuando se acercaba un depredador, tipo águila.
Cuando no queda ni un ave por los alrededores vemos elevarse, desde el collado de la derecha, dos parapentes. Se alejan y poco a poco regresan todas las gaviotas que cobardicamente pusieron aire de por medio.
Comenzamos el descenso por el hiper-resbaladizo camino, saltamos la valla (otra que tal) y regresamos al vivac.