Último día de escalada y que mejor forma que despedirnos escalando de nuevo sobre el Mediterráneo.
Lo único que me preocupa es la reciente ruptura de algunos anclajes por la acción del salitre en paredes situadas junto al mar.
Indago y, bingo, resulta que han reequipado con titanio varios itinerarios de estos acantilados. Perfecto.
Elegimos algunas rutas y nos ponemos a aproximar hacia la ya conocida Biddiriscottai. Mucho calor.
Comenzamos por esta con un paso de levantase del suelo que se parece mas a 6b que a 6a. Ultrapatinoso y raro. El resto de la vía resulta mucho mas agradable y sencillo, menos mal. Maravillosso segundo largo de fisura con supercanto y polaca final de roca curiosísima y acuchillada. Unos metros mas arriba del suelo, la brisa nos acompaña y templa la temperatura. El ruido de las olas estrellándose contra los bloques terminan de crear esa atmósfera marítima que no tenemos en el Pirineo. De película.
Rapelamos y, al parecer, no hay ganas para una segunda ruta…lástima.
Así damos por finalizada la estancia deportiva en la isla.
Esta vez el viaje ha resultado provechoso al 100%.
Y ya pensando en la próxima movida…
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