jueves, 4 de febrero de 2010

BARBERINE

Estamos en Chamonix con tiempo inseguro (como casi siempre), las ganas de escalar aprietan y hay que buscar soluciones rápidas y efectivas. Nos dirigimos hacia la frontera con Suiza y, justo antes de llegar a esta, encontramos la gran pared, a la izquierda. Desde el coche, el panorama no es demasiado halagüeño. Una gran tapia, eso si, bastante larga además, a juzgar por lo pequeños que se ven los árboles de la cima. Pero mucha hierba, demasiada incluso y una calidad de roca que no parece del todo óptima. Como ya estamos aquí, si lo llegamos a saber igual ni venimos, nos dirigimos hacia el cercano objetivo (aproximación inmediata y casi anecdótica para tratarse de una gran pared). Llegados a la base, las dudas sobre la calidad del granito se disipan totalmente: excelente. Inicios tumbados, sobre buenísimas placas de adherencia y pequeñas regletas y partes superiores muy verticales o en desplome y con buena presa.
Bosques y jardines colgantes si que hay, pero las vías los evitan hábilmente y no constituyen ningún problema desagradable. Hemos acertado. A parte de todas las vías largas existentes, durante la bajada, comprobamos que se están equipando sectores de deportiva en las zonas altas de la pared, a las que se accede gracias a las feixas que entran por la derecha, granito desplomado y en grandes cantidades. La elección ha sido acertada y no sólo escalaremos un día, sino que repetiremos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario