Al día siguiente he quedado a las 7 con Lorenzo.
El objetivo es la cara oeste del Petit Pic. Lo malo de esta pared es su larga aproximación y bajada. La pared está colgada a media altura de las Flames de Pierre, a su izquierda y cuenta con buena roca y toda una serie de diedros-canales-chimeneas verticales que la rallan.
La parte final queda rematada por una impresionante barrera de desplomes. Yo no se en que pensarían los primeros ascensionistas subiendo directos hacia un callejón sin salida, pero debió ser acongojante ir acercándose hacia la zona desplomada, previniendo una retirada si o si. Pero lo mejor sería ver como se les cambiaba la cara de color al descubrir lo increíble. En pleno desplome, un milagroso agujero se adentra en las entrañas de la montaña (visto lo visto, cualquier día caerá abajo….) Te introduces en la oscuridad, no sin gran incógnita y respeto y, de repente….se ve luz. Hay salida.
Aún no está todo resuelto, dos estrechitos pasadizos nos obligarán a quitarnos la mochila y parte del material si queremos pasar por las agobiantes estrecheces.
La ventana de reunión es un verdadero regalo para disfrutar del ambiente y de la cara del segundo al aparecer por el estrecho pasadizo.
Otro diedro desplomado nos deja ya en las inmediaciones de la cima.
Escalada directa, estética y clásica a esta codiciada cima.
Otra cosa son los típicos grados desfasados, marca de la casa. Podemos transformar los IV+/V- fácilmente en V+.
Ahora viene lo peor…la bajada.
Descender por la Arista de Peygueret es muy similar a las viras, salvo que aquí vamos sin cuerdas.
Para colmo ha habido un par de derrumbes que han dejado algunos tramos bastante inestables y peligrosos.
Constantes destrepes con patio no nos dejan bajar la guardia hasta llegar al collado con la Pointe Emmanuelle, buf.
Saboreando una merecida cerveza en el refu, Leon, nos comenta que ya nadie baja por ahí. Lo normal es hacerlo desde el primer gran collado hacia la derecha, junto a la Flammes de Pierre y en dirección a la mini-brecha con la vieja rueda de bicicleta.
Seguro que tampoco es un chollazo pero que estará mejor que por dónde nosotros y, seguramente, mas corto.
Llegando abajo nos pilla la niebla, nos pasamos de largo el desvío e intentamos atajar cruzando el río y terminamos dentro de el. Como ha empezado a llover, ya no nos viene de ahí. Poco después de llegar al coche ya cae el tormentón…de pelos.
13,30 h. de coche a coche, descenso interminable. 1500 metros de desnivel (según el shunto), primera gran paliza pirenaica del verano y muy cansado. Yo no se si ya estoy para muchos trotes de estos.
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