lunes, 14 de junio de 2010

SANECH - FOLLOMI

Sanech era una de los cientos de paredes Suizas con vías largas y semi-equipadas que tenía pendiente de visitar. Quizás más que otras, porque hacía años que los hermanos Remy me habían regalado una guía de este rincón, uno de sus jardines particulares dónde el 90% de las vías las habían abierto ellos.
Me sorprendió la tranquilidad del lugar, en plena montaña y bastante lejos de cualquier núcleo de población. La aproximación, corta y evidente, sumado a la calida de la roca, tipo Verdón, terminan de hacer de la pared un destino imprescindible en un viaje a Suiza.
Entre tal maremagnum de vías, nos decidimos por Follomi, muy buena elección de 6b sostenido. Aunque creo que, dada la calidad de la roca, cualquier elección es acertada. Los largos se suceden armoniosamente, unos mejores que otros, pero todos buenos, con ese tacto perfecto de la buena caliza de montaña. Llegados al L6, oigo a Javi que dice: ¡Hostiaa, aquí se acaba todo!, “chollo, esta vez le ha tocado a él, el marroncito”. Pero como es bueno y valiente, tampoco se queja demasiado. Cuando lo hago, pienso que menos mal que me no me ha tocado a mi. Un muro perfecto y dotado de agarres verdonescos, absolutamente vertical, pero con los seguros a casadios y sin posibilidad de poner más cosas. Eso si, la caída es buena, pero nada que ver con el resto de la vía, lo habitual en los Remigios.
La niebla se apodera de nosotros y sólo vemos los 5 metros que tenemos alrededor, en algunas repisas empieza a aparecer nieve y hay que hacer virguerías para no pisarla, el frío es intenso. En el último largo flipo en colores al verme, de repente, escalando en granito. No puede ser, pues es. Una franja de granito rosado recorre la parte superior de esta porción de pared, además la vía pilla una fisura de empotres que termina de redondear el itinerario.
Bajada cómoda y a calentarnos a la furgo.









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