
Madrugón, pateo y escalada, lo típico. Los largos se van sucediendo, metros y metros de placas con regletas y pequeñas fisuras. Tramos bien equipados y tramos un poco expo dónde se acaba todo. Cop de gas y para arriba. Típico de los Remy, he escalado un montón de vías suyas y siempre hay una sorpresa, un lugar dónde coinciden dificultad y exposición. Lo malo es que el resto de la vía suele estar asegurada correctamente (+ o -) y y de golpe no entiendes nada, no hay seguros o lo ves a casa cristo y piensas que ya encontrarás algo por el camino, y no. El rollo del asunto es que es un pito pito colorito, a ver a quién le toca el marrón.
Salvo una vía en Vercors, en la que nos bajamos (7a con los seguros a 8 o 10 metros, lástima porque era una brutales placa de gotas de agua rasposas) siempre hemos conseguido superar el marrón de turno (Alpes, Verdón, Vercors). Sus vías suelen ser magníficas (a veces rebuscadas, pero magníficas) lo único que tienes la sorpresita garantizada.
Pues bien, esta vez me tocó a mi, y en el último largo. Tras más de 400 metros tumbados, te vienen dos largos en desplome, con roca excelente, pero de tirar lo suyo y con grados justitos. En el último largo, vas haciendo, te vas cansando y de golpe, antes de que la pared tumbe, se acaba todo. Tienes un tramo difícil y obligado, luego otro de pila y a pelo, hasta la última chapa (igual 10 metros o poco menos). Patio, el que quieras. Total, que empecé a maldecir e intentar meter seguros, entraban cosas pero mal. La situación desplomada iba fundiendo la pila poco a poco y yo allí aguantando e intentando poner pequeños figureros o friends que no aguantaban un churro. Al final salió y un gran ufff alivió la entrada a la última role. Uno de los mejores cigarritos de mi vida, en la cima, con un ambiente de primera, vista hacia dos valles y superada otra de las bromitas de los Remy.
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