Habíamos visto
rocas muy interesantes cerca del pueblo, especialmente una línea de diedros y
placas que rallaba una pared vertical, pero formando una zona mas tumbada y
escalable. Mas lejos del refugio y demasiado evidente y a la vista como para no
estar abierta, además comenzamos a tener los días contados y no podemos permitirnos
ciertos lujos.
Así que finalmente
decidimos volver a nuestra piedra, llamada Pedra dos Pirineos, a abrir algo en
la pared de la izquierda, donde había una línea muy vistosa y elegante.
Nos ponemos
manos a la obra Marta, Remi y yo. Llegados a la R2 tenemos opiniones muy dispares
respecto a por dónde continuar el itinerario. Sucumbo y me dejo convencer.
Después me arrepentiré de haberlo hecho.
Derivamos bastante
a la derecha y después a la izquierda. La línea recta no convence por la
continuidad vertical y pocas opciones, a ojo, para parar a colocar seguros.
Dos largos
después recuperamos la verticalidad a la R2 y veo que no tenía que haber
cedido. Pero bueno, ya está y, la verdad es que la escalada es bonita, siempre
en diagonal.
Rapelamos y
fijamos cuerdas. El recorrido de la vía y las marcas de los seguros nos darán
el nombre.
Al día siguiente
remontamos las cuerdas, termino mi interminable tirada por el diedro-canaleta,
sin la mas mínima fisura, para variar. Remi se decanta hacia la derecha, para
evitar la continuación de la canaleta, demasiado vertical, y sale a la arista.
A partir de aquí la escalada es muchísimo más sencilla y transcurre paralela a
la Aresta Brucs.
Esta última no s
servirá como descenso chollo, ya montado unos días antes.
Por cierto, para
futuras repeticiones bajar despacio y con los ojos bien abiertos porque las
instalaciones no serán nada fáciles de ver.
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