sábado, 8 de septiembre de 2018

LA TROMPA DEL ELEFANTE - GRANITUS STUPENDUS














Esta pared era visible desde el campamento pero de perfil. A mi me parecía bastante atractiva y digna de visitarse para ver sus posibilidades. El resto del grupo estaba entre "bueno se puede mirar" y la total indiferencia.

Ya empezábamos la cuenta atrás de nuestra estancia. Edu Sanchez se habia marchado porque se le acabaron los días y Santi también, por dolorosos problemas con sus muelas.

Ferran, Edu Español y yo reculamos por la pista hasta situarnos bajo la pared, que se intuye atractiva. Ascendemos, bastante cómodamente hacia ella y cuando llegamos allá coincidimos en decir: “pero como no hemos venido antes aquí?”

La pared es muy estética con algunos diedros, lajas y placas muy escalables que cuentan con setas, regletas y agujeros. Algo totalmente atípico por estas rocas. Recuerda mucho al Pájaro de La Pedriza pero de 300 metros.

Lo malo es que solo nos quedan 15 expansiones que tampoco dan para mucho. A ver que se puede hacer.

Tras escrutinar concienzudamente todas las posibilidades, nos decidimos por el enorme y evidentísimo diedro de la derecha.

Un paso bien desplomado y una pequeña plaquita nos dejan en una zona tumbada. Aquí el terreno nos permite atravesar fácilmente a la derecha para entrar al diedro y evitar los desplomes que defienden la entrada al diedro.

Ferran se curra magistralmente todo el diedrazo que será un buen 6b de 60 metros y donde se coloca todo en material que lleves. Con un sprint final de pies lisos y presas en la pared de la izquierda. Una duda resuelta.

Seguimos por una larga travesía a a izquierda que nos aleja de sitios lisos o desplomados y nos deja en la parte central de la pared. Desde abajo y según que perspectiva parecía casi imposible, al final sólo se trata de seguir unas repisas faciles que nos llevan a unos preciosos diedros de V+. A estas alturas hemos colocado muy pocas chapas y yva tomando forma la posibilidad de abrir otra vía, que se ve preciosa, mas a la izquierda. Edu y Ferran se decantan hacia allá en varias ocasiones para ir perfilando el futuro itinerario y contar las chapas mínimas que necesitaríamos. Parece factible.

Continuamos para arriba siguiendo en fisuras intercaladas por placas y escaneando todasw las posibilidades. La escalada sigue sostenida en el V+.

Y llegamos al tramo final de la pared. Esta hace un poco de triangulo invertido y terminan uniéndose todo en una arista muy compacta y estilizada a la que denominamos la trompa den elefante. Dos largos en adherencia pura recorren dicha arista. La verdad es que no es difícil pero si impresionante. Ha quedado muy expuesta, la verdad es que pase bastante miedo abriéndola, rollo “mete una chapa se ve fácil, tira para arriba sin mirar abajo y hasta la reunión y, sobre todo, no se te ocurra mirar para abajo”.

Si para el primero resulta expo, para los segundos no lo es menos. Como la arista es delgada y no hay seguros, la cuerda pasa a derecha o izq, tu eliges hacia donde quieres darte el gran columpio en caso de patinazo. Hacia la derecha una placa sin final y un péndulo de mas de 10 metros. Hacia la derecha menos péndulo pero choque contra un diedro. Tu decides.

La bajada tampoco la teníamos clara, creíamos que habría una canal hacia la derecha y no. Resulta que había una a la izquierda, tiesa pero que nos permitió regresar a la base de la pared sin hacer ningún rapel.

Alimentados por nuestra emoción de haber descubierto Eldorado, al siguiente día la repitieron Anna, Oriol e Iker y no les gusto demasiado...sosos.
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