Sin tener nada claro vamos para allí. Ha llovido mucho este verano y a ver que nos encontramos seco. La verdad es que está bastante mojado pero al final vemos una línea seca y atrayente. Un primer largo bastante vertical y con algunas formas nos deja en una buena plataforma de reunión. Este ha dado bastante trabajo y un certero martillazo me machaca el dedo bien, proporcionando un certero tajo que estará sangrando durante una hora.
Desde la reunión vemos claro que el espolón por el que pretendíamos seguir queda demasiado a la izquierda pero recto se ve bastante mejor de lo que parecía desde abajo.
Un segundo largo muy tumbado pero no tan fácil como parecía y con algunas zonas lisas que tiene las presas justas para ser 6a+.
Calos monta reunión a la derecha del techo y continúo por la derecha.
No convence en absoluto, me escaqueo de la placa, me vuelvo a meter en ella y pongo una chapa, lo miro bien y no motiva nada, demasiado patinoso y herboso lo que sigue. Quito la chapa y pruebo mas a la derecha, pero no me gusta nada el terreno.
Decidimos bajar, que hemos empezado tarde, y dejar la vía solo con dos largos, pero dignos. Mientras rapelo miro otra opción mas a la izquierda del filo del espolón y que desde la reunión no se veía, bingo, pinta bien.
Para otro día.
Hago un zulo de material y para abajo. Me resiento bastante del esguince que me hice en la Pala de Morrano.
Con Carlos, vuelvo al cabo de un año, también cojo. Resentido de otro esguince mal curado, a ver como acaba esta nueva secuela.
Nos acompaña también Victor, que se ha tomado este finde libre, buen team.
Remontamos los dos primeros y bonitos largos abiertos y comienzo a desgranar los secretos de la parte superior. Como ya sabemos por dónde NO tenemos que ir, le meto directamente, en artificial a la aérea travesía sobre el gran techo. Esta conduce a terreno mas afable y un poco sucio.
Monto reunión, rápidamente para evitar el rozamiento, en una mini-repisa.
Carlos finaliza el último largo, dónde me esmero en limpiar un tramo un tanto sucio y esperando que quede lo mejor posible.
Al final, no es de las mejores que hemos abierto en la pared, pero ya merece la pena ser recorrida. De hecho a algunos repetidores les ha gustado mas de lo esperado.
Dedicada a Pere Forts, un amigo desaparecido recientemente y que, como todos los amigos desaparecidos, deja un pequeño-gran vacío irrellenable.
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