viernes, 17 de agosto de 2018

PARET DE LA CASCADA - ANTIPARKES











Estaba claro que alguna tenía que hacer con Oriol.
Me propuso esta línea que tenía controlada tras abrir otra justo al lado (de hecho se cruzan) con Iker y Ferran.
Dado el gran nivel de asfixia que llevaba en cima todos los días, no me hacía nada de gracia subir el gran cuestón de Los Pilares de la Tierra, y menos este que era el que estaba mas lejos. Menos mal que el material ya estaba a pie de vía, una gran cosa. Por otro lado no subiríamos ni taladro ni paraboles, menos peso.
Sin tener ni idea de lo que me encontraría, eso está bien a veces, seguí a Oriol cuesta arriba.
Llegamos a pie de vía, yo medio muerto por el esfuerzo de subir hasta cerca de los 5.000 metros, y comienza a nublarse. Mal rollo. Caen unos copos de nieve, peor rollo.
Oriol no se encuentra muy bien y eso me facilita el convencerle para volvernos para abajo.
Una vez en la pista sale un sol de escándalo, pero no somos adivinos.
Hacemos el perro el resto del día y Oriol aprovecha para hacer cama y recuperarse de sus molestias.
Por si no hubo bastante con un día, repito cuesta. La verdad es que ya no me quedaron más ganas de tanto esfuerzo y no subí mas a estas paredes.
Esta vez si que teníamos ante nosotros un día radiante y pleno de expectativas, había que aprovecharlo.
Comienza Oriol por un bonito diedro con salida bien atlética. De segundo lo saco en libre pero con un nivel de ahogo tal que tengo que parar a cada movimiento para ir cogiendo aire. Que agobio por Dios!!!
Los largos se van sucediendo de forma armoniosa y con una dificultad sostenida entorno al V+/6a con algún paso puntual más difícil. Nos dejamos llevar por la pared, ella dicta la línea y pone las presas. Nosotros no hacemos más que seguirla. Es lo que se dice una vía natural.
Llegados casi arriba, un tramo mucho más difícil pone la guinda al pastel y un tramo de 6c (no obligado) hace resoplar aún más de la cuenta. Rematamos con algunos otros pasos desplomados pero con canto generoso (V+) que nos depositan en la cima, después de una fantástica escalada.
Los perros levantan la pata y mean en cada esquina o árbol que consideran necesario, nosotros dejamos un clavo en cada reunión. Cada uno tiene su forma de marcar territorio.
Tengo la sensación de haber abierto una Directa a la Sur de la Maladeta, pero aquí y 2.000 metros más arriba. Día inolvidable.
Los rápeles ya están montados, de forma artesanal pero efectiva y la bajada resulta bastante rápida.

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