Fraggel Rock pasaba por ser la zona más famosa de la isla, así que se imponía una visita (que luego fueron dos). De entrada empezamos malamente. Siguiendo las explicaciones de la guía, no se si las malinterpretamos o no, nos fuimos justo en dirección contraria. Además el hecho de que la pared no se vea desde el aparcamiento, no ayuda mucho. Dimos unas cuantas vueltas y decidimos volver al coche y seguir aquel caminillo tan evidente que iba hacia el otro lado. Era por allí.
Las vías nos parecieron buenas, pero no tanto, teniendo muy en cuenta que sólo escalábamos las fáciles. En casi todas se nos escapaba el grado, y estas si que se veían buenas de verdad. En las de calentar ya terminábamos nosotros. Para más INRI, los 6b los veíamos de 7a.
En resumen una buena zona para escalar octavos, si no mejor ir a otros sitios.
Con lo de los grados mallorquines también flipamos un rato. De hecho nos sirvieron de inspiración y de regreso comenzamos a equipar las paredes de Santorens, dónde aplicamos esa misma escala. A la ya difícil y técnica escalada se le sumaba un grado medio marciano. Ya se pasó la época y en mi libro tengo rectificados los grados de la mayoría de itinerarios.
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