








Cuando fuimos a escalar, era principios de temporada y al otro lado del lago aún quedaba bastante nieve. Cuando el sol comenzó a calentar la otra vertiente, los témpanos de hielo/nieve se iban soltando y navegando caprichosamente por el lago, hasta situarse bajo nosotros y convertirse en un excelente motivo de fondo para las fotos, alegrando la monotonía de las aguas azules.
Una experiencia inolvidable y, para colmo, las vías son muy buenas.
Como complemento tenemos justo encima, y ya con un pie de pared normal, el Mar Tirreno. Encontraremos 3 vías de dos largos, entre V y 7b (anecdótico).
Huelga decir que las vistas son en todo momento apabullantes.
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