
Aunque ya hace tiempo que se abrieron las vías, el Roget es uno de los últimos descubrimientos de Pedraforca, y desde luego, un buen descubrimiento. Se le puede achacar su ambiente de baja montaña, frente a sus ilustres vecinos, y que no llegue a ninguna cima dónde disfrutar de espléndidas vistas y bajar con la sensación de que has llegado a algún sitio o que has subido una buena montaña.
Por el contrario tiene a su favor otros puntos nada desdeñables: corta y cómoda aproximación, rápidamente en condiciones y, sobre todo, buena roca y buenas vías con ambiente.
La roca es una curiosa mezcla de conglomerado en las partes bajas y buena caliza vertical y adherente más arriba.
Su descubrimiento (y mira que se veía) no hace más que diversificar la oferta de esta gran montaña que es el Pedra, aumentando las posibilidades de disfrute sobre muros y fisuras que no imaginarías encontrar aquí. Algunas de sus vías:
-Prima: una de las primeras incursiones en la pared y una maravilla que no hay que dejar escapar. Inicio suave enlazando placas con pequeñas fisuras y diedros que nos mandan de cabeza hacia una de las más espectaculares bavaresas que podáis imaginar. Muchísimo canto para las manos pero sumamente liso para los pies, por lo que hay que apretar de lo lindo y no pararnos demasiado que la pila se acaba.
-En busca de l’Unicorn: similar a la anterior, aunque claramente menos equipada. Una vez llegados a la última reunión se acaba todo. Parece que hubieran dado la vía por finalizada en este punto, al pie de una impresionante fisura ancha, vertical y desplomada. Pero no, incomprensiblemente sigue, pero bastante a pelo, con un final difícil de olvidar. Llevaros algunos friends grandes repetidos (al margen de la parafernalia habitual) y suerte…
-Carnestoltes: otra vía muy buena y recomendable, pero con cosas raras. En este caso no eran los seguros, puesto que hay bastantes, sino las graduaciones. Llevábamos una reseña en la que marcaba 7a en los largos superiores. Por aquella época no es que corriéramos por esas dificultades (yo en ninguna) pero más o menos lo veíamos. No lo olimos ni de lejos. Se nos antojaba más que la cosa iba por el octavo grado, largo, o ni eso. De todas formas, aún con la pedaleada que nos metimos, aún nos gustó mucho y disfrutamos de la vía con más patio de la pared. Recomendable.