
En este caso, nuestro objetivo era escalar la Marujisme, una bonita combinación de fisuras de diversos tamaños, pero con un tramo expuesto en el segundo largo, que se resuelve sin mirar abajo, protegiendo bien antes y saliendo en placa cada vez más fácil. La segunda intención era ascender por una variante diferente: un espolón muy vertical y poco marcado, que separaba los dos itinerarios existentes. Un solo largo incógnita pero que Oriol ya había intuido rapelando, que saldría bien fisurado.
Al final resultó más sencillo de lo esperado, gracias a la gran cantidad de grietas y buen canto que se repartía durante los 50 metros de recorrido. Buen fin de fiesta.
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