miércoles, 30 de agosto de 2017

CABEÇÓ D'OR - GENE



 
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Para este día había quedado con Mario en el Cabeçó d’Or.

Aquí sólo había estado varios días en 1988 pero no escalé ninguna de sus vías.

Íbamos un grupo, por un lado Serraté (Pop) y Cullell que abrieron Vientos del Sur y repitieron alguna otra vía; y por el otro Teixi, Armand y yo que estuvimos todo el tiempo abriendo una ruta de artificial llamada Deseo Implacable. Así que me quedé con las ganas.

Como es uno de los pocos lugares con sombra de Alicante (por la mañana), ahora si que tocaba.

Ya la noche anterior le mando un guasap a Mario diciéndole que estaré bastante hecho polvo por el cansancio acumulado de estos dos días y que, como mucho, algo muuuy tranquilo.

Y muy tranquilo significa la GENE, la super-clásica del Cabeçó.

Le parece bien y a mi mejor.

Es una de las primeras vías que se abrieron por aquí y sigue en todo momento una lógica aplastante. Se trata de una escalada de IV con algún paso de V, toda sobre roca excelente y con tramos realmente bellos y curiosos, salpicados de incrustaciones de hierro que constituyen excelentes agarres tanto de manos como de pies.

La verdad es que es muy buena y me lo paso fenómeno, sin hacer fuerza ninguna.

La bajada, por detrás, es otro cantar. Primero un largo rapel de 60 m (no hacer caso de lo que hay escrito por ahí, con dos cuerdas de 60 metros se llega al suelo). Después una pedrera de medida tonta y descenso infernal, en la que caigo por lo menos 4 veces.

La próxima vez bajo por delante, fijo.

Llegados a la base de la pared cae un sol de justicia, imposible siquiera plantearse nada que no sea volver al coche y buscar una sombra para darse una siesta, y así fue.

1 comentario:

  1. Juraría que el muro de agujeros de V+/6a no es de la Chica Sputnik sino de la Cipol el Bárbaro.

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