El Tozal del
Vero es una de aquellas paredes enormes y enormemente verticales, atractivas y
con una enorme personalidad. De las que no puedes pasar por alto. Un paredón
que llama, llama con insistencia. Lo único malo es que todas las vías que lo
ascienden son difíciles, incluso muy difíciles. Estaba claro que tenía que
hacer alguna, como siempre la más fácil, al menos de entrada.
Las primeras líneas
que se abrieron a eran de corte Big Wall o casi. Mola pero hace mandra. Con el
tiempo se ha ido tirando hacia la escalada libre y se han inaugurado
itinerarios más en libre (muy difícil) pero también mucho más equipados.
De entre ellos
uno es el más repetido sin duda alguna. Por dos cosas: su gran belleza y su
generoso equipamiento.
Dudas,
preguntas, miras fotos, blogs, relatos. El 6c obligado es una cosa seria, te da
que pensar.
Al final te
decides, aprovechando un leve mejoría en la forma física y que no hay lesiones
a la vista.
Atrás ya
quedaron los tiempos del 7a a avista y del 7b sin demasiados problemas. Sin
duda es el nivel ideal para disfrutar la vía y sacarle todo el partido, peo la
cosa ahora está más justilla. De todas formas me hac ía mucha
ilusión subir al Tozal así que comenzé a lanzar redes a ver si picaba alguien.
Justo me llama
Santi que iban un día en el que me era imposible. Una propuesta con Petr que no
fructifica porque ya había quedado para ir al Canigó y, finalmente, lo cuadro
con Oriol. Perfect.
Madrugón del 15,
a las 4,15 de la madrugada. A esa hora no han puesto ni las estrellas en el
cielo porque los ojos no ven nada.
Oriol se pasa el
camino medio roncando y, sorprendente en medio de la noche, llegamos
justos-clavaos al aparcamiento correcto. También gracias a un mapilla que me
hice cuando vine al Tozal de las Macetas.
Al amanecer
salimos del coche e iniciamos el descenso rumbo al Río Vero y su famosa en
increíble Visera.
La vía es una
verdadera maravilla con roca excelente en todos sus largos y una escalada
entusiasmante si estás fuerte, en las primeras tiradas. En estas tiro de
pedales en bastantes tramos (todos los de séptimo) alternando con los trozos en
libre obligado, aún así me lo paso bien. Patio, patio y más patio hasta el
final del L6, con un final totalmente volado más allá del pie de vía.
A partir de aquí
la cosa cambia radicalmente y lo disfruto mucho más. La pared tumba y la
escalada se vuelve mucho más fácil, sobre placas grises de calidad excelente.
El último largo es memorable y te acaba de dejar un sabor de boca que no olvidaremos
en muchos días.
Bajada
vertiginosa por la vía vecina, por esta sería peor aún y llegada justo a pie de
vía.
Ha sido muy
graciosos porque íbamos con una cuerda de 80 metros que Oriol sacó de su funda,
esta quedó desplegada al pie de vía y al rapelar fue a quedar en el mismo punto
de partida, regresando de nuevo a su funda. Igualico que en una vía deportiva.
En resumen, un
itinerario bestial lo mires como lo mires. Como todo tiene sus puntos negros, a
este se le podría achacar una cosa: los mini-parabolillos de la Señorita Pepis
(8 mm) del L3, no pintan nada y desmerecen en una vía de esta calidad.
Super VVB.
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