Juan Luis y
Ramón irán a Aguirre, yo prefiero no coincidir en la misma vía por varias
razones, si no es estrictamente necesario. Así que iremos a otra situada un
poco mas allá: Eldorado, de dificultades similares y un poco más larga.
Aquí la tónica
cambia y no hay tafonis, es la otra cara de la moneda de granito: placas
tumbadas de adherencia y alguna regleta. Una técnica sin duda más sufrida y
precaria pero que a mi me gusta con locura. Al final a Alberto no le ha acabado
de convencer y a mi me ha gustado mucho.
La pared no
tiene ningún ambiente, se trata de una sucesión de resaltes que la vía enlaza
lo más recta y dignamente posible para crear un itinerario homog
éneo. Arriba se cuela por unas
canales-fisuras con algún tramo empapado que nos obliga a olvidar el libre y
entrar en el terreno de la supervivencia o sube-como-puedas. Después le sigue
un estético espolón en adherencia con cierta similitud a Le Dos de l’Elephant
pero más fácil y moñas. Aún así y con todo lo moñas que es, en el penúltimo
largo encuentro un tramo que me parece excesivamente expo, aunque no sea muy
difícil (V) y haya conseguido colocar-trampear un par de friends un poco a la
derecha del itinerario, me da un poco de apuro llegar a la siguiente chapa.
Como siempre, de segundo ni te enteras.
Llegamos arriba,
fotos, vista del paisaje y para abajo a toda castaña. Me lo he pasado bomba.
Los grados siguen siendo vidilla o correctos. A mitad del descenso nos
encontramos con Juan Luis y Ramón que suben a toda leche, como posesos para
conseguir las dos vías en un día.
Nosotros nos
dejamos de estreses, además aún quedan días por delante, y hay que bajar una
hora y pico hasta el coche.
Otra
particularidad de la escalada Corsa son las aproximaciones. Salvo algunas pocas
por buen canino, la mayoría transcurren por la maquia que es un bosque de lo
más espeso y dónde si te lías, ese día puede convertirse en un verdadero
infierno y no escalar ni de coña. Además parece ser que tienen la costumbre de
no marcar excesivamente los caminos. Bueno, ni excesivamente ni nada, de hecho
sólo unas cuantas fitas que debes seguir meticulosamente y si durante unos
minutos dejas de verlas, volver atrás para no perderte.
Total, que la
aproximación aquí tenía varios ingredientes, además de tener que escalar una
placa de III para salir del río (posible rapel a la bajada) y era mejor hacerla
con la suficiente luz.
Siempre llevamos
frontal, pero aún así en este tipo de terrenos no sirve de mucho.
Total, que nos
liamos un par de veces, antes de coger el camino principal, y bastante bueno,
que transcurre cerca del río y ya te deja en la carretera.
Llegamos al
coche, comemos, bebemos y nos relajamos. Poco a poco van llegando las cordadas
y los pocos coches que había en el aparcamiento desaparecen uno a uno. Unos
escaladores italianos que están también en el refu, vienen de Le Dos de
l’Elephant y nos cuentan detalles de la vía. Futuro proyecto???
Les contamos lo
de los compis y que los esperaremos. A última hora aparecen Maurizio Oviglia y
Rolando Larcher que vienen de abrir una vía en la Punta del Corbu. Les
preguntamos si les han visto u oído pero no hay suerte.
Se hace de noche
y decidimos ir en su busca, al menos mientras el camino sea bueno (unos 30’).
Vamos, gritamos, nada. Comienza a llover y volvemos. A la vuelta me medio
pierdo y descubro otro camino paralelo al bueno, que follón. Esperamos en el
coche y no aparecen, ya hace rato que se hizo de noche y tras barajar varias
posibilidades optamos por regresar en su búsqueda, esta vez llegando hasta el final
si fuera necesario. Poco, pero va lloviendo.
Vamos pegando pous
y gritos variados. Poco antes del final del camino bueno, cuando este se mete
en el río, obtenemos respuesta, de más arriba!!!!
Guai. Ya estaban
liados. Han acabado bien la vía, pero en los dos últimos rápeles se les han
liado mucho las cuerdas y se les ha hecho de noche. Luego con lo intrincado del
mini-sendero (o anti-sendero) se han ido perdiendo bastantes veces.
Total que si no
vamos, pillan vivac under the rain fijo.
Regresamos y nos
liamos de camino, cogiendo la variante por el de más abajo.
Justo llegar al
aparcamiento vemos a los compañeros italianos que habían venido a ver que
pasaba y ya subían por el camino bueno en nuestra búsqueda. Un minuto más tarde
y cada uno iría por un camino diferente.
Tarde pero al
fin cenamos.
Barajamos varias
opciones para el siguiente día, pero no es hasta por la mañana que nos ponemos
mínimamente de acuerdo de que escalar y cuando salimos fuera descubrimos que
llueve a cántaros, planes al traste.
Bajamos a
Ajjaccio para ver si se puede hacer algo en el Gozzi peo llueve igual.
Día de descanso,
sin estar cansados. Menos mal que será la única jornada mala de la salida.
Damos una vuelta
por la capi y nos vamos hacia Corte.
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