Hacía muchísimo
tiempo que no venía a escalar a a Sinsat y hacía muchísimo tiempo que tenía
ganas de volver.
Cuadro unos día
con Edu y nos dirigimos de nuevo al lejano Ariege. Lo difícil es elegir alguna
vía, entre tantas. Demasiadas pendientes, demasiadas recomendadas pero hay que
decidirse. Como en las últimas salidas sólo hemos hecho rampas, ya apetece
tirar un poco, así que la Jardin d’Ivern ira bien, con varios largos de 6c, no
obligados por si acaso.
La línea es muy
buena y evidente, siguiendo un sistema de fisuras y diedros, parece mentira que
no se hubiera abierto con anterioridad. La escalada es casi exclusivamente de
continuidad y no se da mal del todo, salvo un paso en el 6c+ muy a bloque y que
no veo. Todo rodado y disfrutando de una escalada muy vertical, técnica y continua,
perfecto.
En la R5
finaliza la vía y se puede continuar hasta arriba por l’Echapee Belle. Aquí la
cosa cambia radicalmente y las chapas están, sencillamente, el doble de lejos
(no en vano le dan 6b+ obligado). Comienzo el L5 y, buf buf pero voy
solventando hasta una placa situada bien arriba. Ahora un paso bien expuesto
con posible caída larga a repisa no me hace ni la más mínima gracia, lo intento
varias veces pero me da cosa. Paso el relevo, no lo cogen y para abajo. Nos ha
faltado un largo y un trocito, lástima pero es lo que hi ha.
Para bajar,
ningún problema puesto que el descenso es en rápel por la misma vía.
Además el día ha
sido doblemente emocionante porque resulta que al llegar a la base de la pared
me doy cuenta de que no tengo las llaves del coche. Recapitulo y hay dos
posibilidades con muchos números, aparte de un sinfín con menos. Una que estén
puestas en el maletero, otra que estén tiradas en el suelo, junto al maletero.
Ninguna de las dos mola.
Analizamos la
situación y, dado lo tranquilo del aparcamiento y la hora que es, creemos que
difícilmente ningún malhechor con malas ideas pase por allí y se fije en el
pequeño detalle.
Conforme va pasando
el día voy evaluando todo lo malo que puede pasar (también están las de casa) y
la verdad es que la pringada puede ser de campeonato. Además pensábamos dejar
el material escondido cerca de la pared, pero en caso de robo, esto no haría
más que empeorar una situación ya de por si mala. Por lo que optamos por bajarlo
todo y mañana será otro día.
Cuando llego al
aparcamiento respiro pero que muuuy aliviado al comprobar que las llaves aún
estaban tiradas en el suelo y todo intacto.
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