Hace bastantes años, cuando los primeros artículos sobre Montanejos, una reseña y una vía llamaban mi atención por encima del resto, era el Diedro del Negre, que anunciaba al menos un magnífico largo de 35 metros en bavaresa continuada, algo totalmente espectacular para mis adolescentes ojitos. Poco después una foto de ese largo acabó de rematar la chispa escondida, tarde o temprano la escalaría, incluso copié, adaptándolo un poco el nombre para una vía de Cavallers, un diedro negro que pasó a llamarse el negro del diedro.
Únicamente han tenido que pasar 27 años de nada para escalarla, al fin. En absoluto me defraudó, una verdadera gozada de tercer largo (la típica tirada que todos desearíamos encontrarnos al abrir una vía). El resto, más normal pero que tampoco desmerece.
Mención aparte merece la aproximación, por el siempre bello y agradable Barranco de la Maimona, sin problema alguno hasta llegar al último estrechamiento y sus famosas pozas. Tras un período lago de sequía, ningún problema. Pero lo habitual es encontrárselas más o menos inundadas. En nuestro caso una de ellas parecía plantear un pequeño problema, solventable alzándose los pantalones por encima de las rodillas. Pero resulta bastante difícil evaluar la profundidad en un primer vistazo y siempre es más de lo que parece. Comenzamos nuestro lento avance y de golpe el agua llega a la altura del pecho. Reacciono rápidamente y consigo salvar de una muerte segura a la cámara de fotos y la bolsa de magnesio. Mija no tiene tanta suerte y su teléfono móvil fallece bajo las aguas del barranco. Mi tabaco y las reseñas corren la misma suerte, al encontrarse en un punto de difícil acceso (el bolsillo del pantalón), que también fue el primero en inundarse.
La playita de pie de vía y el solecito que tocaba hicieron más lait el inesperado remojón. Teníamos idea de hacer las dos vías existentes, pero al no tener referencia horaria decidimos no arriesgarnos a una vuelta nocturna y por terreno desconocido o, lo que es peor, un segundo remojón.
Únicamente han tenido que pasar 27 años de nada para escalarla, al fin. En absoluto me defraudó, una verdadera gozada de tercer largo (la típica tirada que todos desearíamos encontrarnos al abrir una vía). El resto, más normal pero que tampoco desmerece.
Mención aparte merece la aproximación, por el siempre bello y agradable Barranco de la Maimona, sin problema alguno hasta llegar al último estrechamiento y sus famosas pozas. Tras un período lago de sequía, ningún problema. Pero lo habitual es encontrárselas más o menos inundadas. En nuestro caso una de ellas parecía plantear un pequeño problema, solventable alzándose los pantalones por encima de las rodillas. Pero resulta bastante difícil evaluar la profundidad en un primer vistazo y siempre es más de lo que parece. Comenzamos nuestro lento avance y de golpe el agua llega a la altura del pecho. Reacciono rápidamente y consigo salvar de una muerte segura a la cámara de fotos y la bolsa de magnesio. Mija no tiene tanta suerte y su teléfono móvil fallece bajo las aguas del barranco. Mi tabaco y las reseñas corren la misma suerte, al encontrarse en un punto de difícil acceso (el bolsillo del pantalón), que también fue el primero en inundarse.
La playita de pie de vía y el solecito que tocaba hicieron más lait el inesperado remojón. Teníamos idea de hacer las dos vías existentes, pero al no tener referencia horaria decidimos no arriesgarnos a una vuelta nocturna y por terreno desconocido o, lo que es peor, un segundo remojón.
Si con Mija vas, en algun lio te meteras...jajaja
ResponderEliminarjajaja que gracios, a lo millor ises victorios!!!
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