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Cena a la vista.
Esta vez Caracoles Majaras, el año pasado ya no fui a la celebrada en La
Pedriza y este año la cosa no podía continuar así. El lugar es tan atrayente
como lejano: Calpe.
Sólo para dos
días no me compensa, pero al final cuadro alguno más.
Tras una
excursión por el Barranc de l’Infern quedo, al día siguiente, con Oscar para ir
al Ponotx.
De algunas
propuestas elige la Alfa-Centauro, esta pasa por ser la vía más larga de la
pared y bien variada, aunque con tres largos de artificial en la zona
central-alta que, aparentemente, ralentizarán la ascensión y las horas de luz
no son muchas en esta época del año. Además pone: abandono complicado después
de la R6. No será tanto, esperemos.
Comienza
apretada entre algunas vías existentes y otras nuevas, pero bien. Le sigue la
peculiar y bonita fisura en diagonal, que te sumerge en un mundo de desplomes.
Ahora vienen los
largos de artifo. El primero lo solventamos solo con un par de pasos, el resto
en libre alucinógeno de agujeracos. El segundo si que tiene unos 25 m seguidos
de pedal y el tercero sólo unos pocos pasos de Ao combinado con libre.
Llegamos arriba
bien de tiempo para bajar de día, perfecto.
Nos ha gustado
mucho y nos ha parecido una muy buena vía, bastante equipada, lo que la hace
ganar en rapidez.
Lo único que
discrepamos es en las 4 estrellas que le otorga la guía (amor de padre) y
creemos que con tres es suficiente. Es buena pero no tanto.
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