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Nos situamos
bajo la vía y comenzamos por un largo inhumanamente raro y complicado, que
resolvemos con algún Ao. Mija monta reunión al pie de un diedro especialmente
marcado, con un parabolt y un friend.
Se trata de una
bavaresa perfecta y muy forzada por la falta de pies. Llego arriba y monto
role. Me miro la reseña y no me cuadra nada. Miro, rastreo, calculo y descubro
que no estamos en la vía (pretendíamos hacer Los Miserables), sino en el Pilar
López de Sancho. Aquí hay un poco de cacao puesto que transcurren muy cercanas
unas a otras y giran sin previo aviso. La reseña tampoco ayuda mucho y tan mal
como la he copiado yo, aún menos.
La verdad es que
la continuación del pilar se ve muy atractivo y Mija no la ha escalado, así que
decidimos tirar para arriba y así queda algo para hacer en el Peñón en la
próxima visita. Los Miserables tendrán que esperar al próximo año.
Le sigue un
bonito largo vertical por unos curiosos tubos. Role colgada y con mucho
ambiente. Continua el tubo y un agujero-trampa invita a meterse dentro, lo
mejor es no hacerlo pues después hay que salir y… no hay salida.
Una placa fácil
y para finalizar una placa difícil, esta me sale. Bueno aún me iré con buen
sabor de boca.
Sumado a todos
los ruidos circundantes: gaviotas, pitos, gente, barcos y motos de agua;
escucho un zumbido sutil y muy cercano. ¿Qué es eso?. Miro para arriba y veo un
dron sobre Mija. Le grito: cuidado no te atacaaaaa, tírale una piedra por
mirón.
Creo que no me
ha oído.
Después, por
pura casualidad descubrimos que el dron era del Pelut, que estaba en la cima
filmando nosequé.
Bajamos
mezclados entre el mogollón de turistas que suben al Peñón en un domingo y nos
diluimos por Calpe a esperar a que bajen los compas y marchar para casa.
Demasiado corto
se me ha hecho.
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