Este viaje era
demasiado corto y había que elegir bien destinos y vías. La verdad es que todas
las que hicimos eran de 4 estrellas (sobre un máximo de 4) o sea, buenísimas.
El Peñón siempre
es un lugar muy especial y que brinda sensaciones diferentes. Es una pena que
ya tengo escaladas prácticamente todas las vías que quedan a mi alcance, pero
alguna queda aún. Esta la pintaban en todos lados cono muy buena y de las
mejores del peñón. Aunque algunos largos de 7a y 7a+ se interponían entre ella
y yo. También la pintaban como muy equipada y friki, así que pensé que con
alguna trampilla podría disfrutar del resto de la vía. La verdad es que la
dificultad media es de sexto, salvo esos dos largos (el primero y el penúltimo)
y, efectivamente, es una maravilla. Abierta recientemente, parece mentira que
aún quedara un hueco en la cara sur dónde colar una virguería semejante. Va
navegando entre grandes bóvedas, y aprovecha los espolones que las separan, con
roca excelente, canto sin conocimiento ninguno y ambiente volado hasta la base
de la pared en diversos puntos.
Muy muy
recomendable, y si vas fluido en el 6c, mejor que mejor.
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