Está todo estudiado de antemano.
Durmiendo en Baysellance te aseguras llegar a una hora más prudente al refu y te ahorra una buena bajada esa misma jornada. Además, desde aquí y tras una breve subidilla, alcanzamos, en bajada, el pié de nuestro siguiente objetivo en poco más de 30 minutos.
El Espolón Cornelius (o Noroeste) del Petit Vignemale. Se trata de un tumbado y bonito espolón con buena roca y situado en el extremo izquierdo del macizo (visto desde Oulettes). Otra gran clásica de la cadena y mucho más corta y fácil que la Pique Longue. Tras un breve momento de tensión en el mini-glaciar de pie de vía, disfrutamos de lo lindo en esta bonita vía que recorre primero la parte izquierda del espolón y continúa después por el mismo filo. Sucediéndose unos largos muy bonitos y que no exceden del IV o IV+, pero que conviene no menospreciar y tener en cuenta dónde estamos.
El final de la vía si que desmerece y tras la fácil cresta final, nos viene una canal y/o espolón de roca suelta y que hacemos ya sin cuerda, aquí la roca es bastante malucha. Aunque siguiendo por la canal de la derecha se ve un poco más difícil (IV) pero con buena roca.
Llegamos a la cima y se olvidan estos pequeños inconvenientes.
Ese mismo día los caracoles estaban en el puntuable Pitón Carre, no los vimos pero cruzamos nuestros destinos sin saberlo.
Descenso chollo, por camino y sin nieve. Eso si, ese día ya nos toca continuar hasta Oulettes y Pont d’Espagne, las rodillas nos hubieran agradecido muy mucho el no haberlo hecho.
El día siguiente será de lo más tranquilo y relajado, nada de nada de nada.
Con Porta.
VVB.
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