En mi anterior viaje a Turquía ya visité este bonito valle, aunque no escalé por mal tiempo. Esta vez se imponía una visita este lugar dónde más se ha desarrollado la escalada deportiva en la región de Aladaglar. Este tipo de escalada lo tengo totalmente abandonado en la actualidad por la lesión de muñeca,, salvo que se trate de rampas o adherencias dónde subas más con los pies que con las manos. Aquí hice una excepción a ver como salía. Con Juan Luis y Adriana nos dirigimos hacia los sectores sin una idea muy clara de que hacer. Como existen vías a ambos lados del valle, puedes elegir entre sol y sombra, en función de la temperatura ambiente. Más bien hacía calor, así que elegimos Karnaval, todo el día a la sombra y con un montón de vías que se adaptaban a nuestras necesidades.
La escalada aquí transcurre por muros (a veces muy largos) de conglomerado, sin apenas ningún bolo y si cientos de agujeros que suelen ser profundos y positivos. Por otro lado la roca ofrece un pincho extra que ejerce un efecto velcro sobre la suela de los gatos. El resultado es bastante continuo y atlético, aunque menos de lo que pueda parecer porque si colocas bien los pies vas ahorrando bastante fuerza. Aún me comí un rosco y me fui a dormir más contento de lo que imaginaba. Coloqué bien los pies, me apliqué y sonó la flauta en un día con expectativas muy bajas, inicialmente.
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