En Tiwi tenía
varios proyectos o ideas y no se si escogí la peor, pero al menos me quedé con
esa sensación.
Cosas que pasan.
El caso es que
esos dos día iba con Pitxi a abrir algo. La idea era una bonita pared de
agujeros que desde lejos hacía buena pinta.
Iniciamos dos
largos de zócalo y después no acabamos de ver claro como llegarle, así que nos
decantamos por un plan B que era la arista que teníamos justo encima.
La vía sigue un
estético y amplio filo que abandona a su mitad, para decantase a la izquierda
en busca de la buena roca.
Bonita y variada
pero que no me acaba de hacer el peso.
Lo bueno es que
pasamos dos buenos días disfrutando del precioso entorno salvaje del Tiwi.
Como
particularidad señalar que esta es la vía número 2.000 que abro. Contando
abiertas, equipadas y reequipadas. El resultado de 40 años escalando y viviendo
la montaña de una determinada forma, ni mejor ni peor que otras, simplemente la
mía.
Gracias Pitxi
por compartir esos días y hacernos la vida mas divertida.
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