Al día siguiente
escalaremos en algún lugar mas tranquilo y Pirenaico.
La primera
opción es el Espolón del Burgui, en el Valle del Roncal. Le echaremos un
vistazo.
Se ve guapo pero
me da un mal rollo tremendo que esté tan cerca de la carretera, pasan coches y
piedra que tires, piedra que allá va.
Seguimos hacia
Ansó. Apuntaremos a los Duendes del Valle. Una llamada a Picazo para
orientarnos sobre la bajada y decidido. Dan posibles tormentas a la tarde, así
que madrugamos.
La vía resigue
un itinerario muy lógico, por un sistema de fisuras. A veces hay buena roca y a
veces no. Pero en general no está mal. Eso si, yo me la esperaba con todo el
ambiente del Tozal de Espelunga, tipo Urdaburu o un poco menos. Pues nada de
eso. Tras la feixa encontramos un buen diedro muy vertical y poco después, unas
grandes repisas y zonas tumbadas que le restan todo el ambiente a la parte
superior, una lástima.
La vía ya debe
ser una clásica del valle gracias a su generoso equipamiento y su dificultad
obligada de V+. Aunque de vez en cuando toca escalar, como en la última
chimenea.
Empalmamos todo
lo empalmable y en unas 4 h ya estábamos arriba.
Descenso en
rápel por la misma vía y desde la feixa, de lado por unas cuerdas fijas y
destrepe fácil, con rapel final.
Un bañito que ya
va tocando.
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