El Puigcampana es una magnífica montaña. Muy estética en sus formas y con una calidad de roca difícilmente superable. Era una de mis tantas cuentas pendientes por el Levante.
Aquí solo tenía escalada la Rompededos, con J Olmo y de la que guardaba un excelente recuerdo de roca verdoniana.
Más a la izquierda recordaba unas placas con una pinta excelente.
De todas formas nuestro primer objetivo apuntaba hacia otro lado: la Aguja Encantada. Una vez en la base no convenció demasiado: inicio aparentemente muy expo y continuación aparentemente muy difícil y desplomada. Un panorama poco alagueño y destrempante. Cambiamos hacia el plan B: la danza de la lluvia + diedro de las sirenas.
Tras dar unas cuantas vueltas, localizamos el inicio, mira que lo pone bien clarito.
Nos sorprendió comprobar que estaba reequipada, siempre alegra encontrar seguros flamantes.
Iniciamos con un largo de trámite un poco matojero.
El segundo lago, en frío, resulta el más difícil y obligado de toda la vía, pero su belleza ya hace presagiar lo que nos espera. Continúo, bastante mosqueado, en vista de lo que cuesta el L2 y en la distancia curiosa entre los seguros. Pero la verdad es que me sorprende por su calidad insuperable y bien asegurado.
El siguiente cuenta con un paso de bloque que sale bien gracias a un cop de gas en el momento preciso. Unas bonitas fisuras nos dejan en la feixa matojera.
Aquí decidimos coger una variante recta,, que luego nos hace descender para volver al itinerario original. El último diedro (Sirenas) se ve interesante. Pero tendremos que comenzar a escalarlo para comprobar que es excepcionalmente bueno. Un diedro vertical y ciego plagado de gotas de agua de todos los tamaños, una verdadera maravilla. Esta tirada se encuentra totalmente equipada con paraboles pero situados a una distancia, digamos aérea, y con algún emplazamiento ilógico o, directamente fuera de la vía.
Como no teníamos claro como haríamos el descenso, nos subimos las bambas y así ya decidiríamos sobre la marcha.
Desde esta última reunión podemos continuar un par de largos fáciles por el Espolón Central y llegar a las viras superiores, desde las que se baja caminando hacia la derecha.
Llegados al punto de decisión, una niebla ha cubierto la pared y el frío se hace notar. Josiño no ha subido ropa y de aquí hacia arriba no se ven tres en un burro, así que está clara la opción de bajar rapelando. A la derecha unos guiris hacen lo mismo en los Diedros Mágicos.
Nos sorprende comprobar que en 3 lagos rápeles estamos en el suelo, ha sido un visto y no visto, chollo.
En resumen: una vía más que recomendable para disfrutar de la mejor roca que podáis imaginar.
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