sábado, 2 de agosto de 2014

LA DENT D'ORLU - JOSEPHINE

Hoy tocaba la sur. Tiene varias características que la hacen bien diferente a las otras paredes. Recogidita del aire y pared-tostadero por excelencia, ideal par acabar de quemarnos lo que no está escrito; si la recorres entera se te escapan las medidas y pasas la barrera de los 1000 metros lisos; casi todas sus vías son difíciles (o muy difíciles); como estás prácticamente obligado a llegar a la cima, si no haces combinación de vehículos, la bajada es kilométrica. De aquí tenía hecha la Ithaque, posiblemente la mejor vía de la Dent, pero que también acaba en ninguna parte. Me hubiera gustado intentar una de las partes superiores (sobre Itaca) abiertas recientemente y con una pinta buenísima, pero los daños muñequeros me devuelven a la cruda realidad y me empujan hacia objetivos claramente más fáciles. Josephine se revela como el itinerario ideal, algo más de 1000 metros y máximo V. Tras el cuestón de aproximación ya llegas fino a la R0, situada en medio de la pared y con ambiente desde el primer momento. Como son tantos largos, tantísimos metros y tanto la dificultad como el equipamiento invitan, hacemos unos cuantos ensambles para enlazar los largos a pares, esto cuando la salida para el de abajo es bien fácil. Si no, otra técnica con la que ganas mucho tiempo en este tipo de terrenos, es apurar los 60 metros de cuerda. 5 metros antes de que acabe, el de abajo te avisa y ya miras para montar algo. Tienes dos opciones: unir dos chapas si no están excesivamente separadas o reforzar con algún friend situado cerca del seguro. Como las chapas están a tomar por saco unas de otras (no creáis que es una ristra con paraboles a 2 metros como se estila últimamente), optamos por la segunda opción, y sale bastante bien. En todo caso se trata de llevarlo medio claro, tener recursos y mucha vista. Hablando de chapas, un derrumbe arrancó una en la R10 y dejó tocadas unas cuantas de aquí para arriba. Esta se reforzaba bien con el alien verde. Algunos más (poca cosa) nos servirán para redondear el tema de las reuniones a 60 metros y para la parte final, común con Ramonatxo, Espolón suroeste, etc. Otra hecho que puntúa a favor de este itinerario son los agradecidos cambios de ambiente que van surgiendo a nuestro paso y que hacen mucho más amena la escalada. -De R0 a R10: travesías sobre el Couloir du Capucin y bajo la vertical pared de Ithaque. -De R10 a R18: medio riachuelo y placas de adherencia bajo la Main, con vistas hacia el impresionante resalte final de la cara sur. -De R18 a R23: gran y bonita placa situada a la derecha del enorme diedro que delimita la pared sur. Llegada a la Taillante y cambio de vertiente. -De R24 a R28: lado izquierdo de la arista este, común con otras vías, típica escalada de montaña, terreno más herboso. -De R28 a la cima: cresta final, con abismos a ambos lados. En este último tramo nos soltamos de las cuerdas y tira tira a ver si se acaba esto ya de una vez. Llegada apoteósica a la cima, con la sensación de haber escalado durante muuucho rato. Miramos el reloj y no ha sido tanto, pero se hace largo. Si la vía se hace larga, la bajada ya es la bomba. Lo mejor es hacer combinación de coches, como ya había hecho antes alguna vez. Pero esta vez sólo tenemos uno y está abajo del todo. En la guía marca 1,45h por aquí. Debe ser horario sky-runner bien entrenado y conocedor del terreno. Tardamos algo más de tres, gracias a una inoportuna pérdida, pero 3h parecería lo más acertado. El material lo escondemos al pie de la cara este, para el día siguiente. La última vez que hicimos esto, al día siguiente llovió, con saña además. Como ya nos íbamos, nos vimos obligados a subir a recuperarlo y para casa, como pollos acabamos. Antes de legar a la cima ya habíamos acabado las dos botellitas de agua que llevábamos cada uno + dos botellas grandes que teníamos en la mochila. Gracias al tremendo torrao, que por esa hora, pegaba de pleno, yo iba medio zombi y con inicios de rampa. Tenía que parar de vez en cuando para que los músculos de los muslos volvieran a su lugar. Normalmente me dan las rampas los días de paliza y deshidratación, pero por la noche cuando me relajo. Esta vez no querían esperar tanto rato. De repente, y como si fuera un espejismo, escucho el murmullo de un arroyo, cada vez más cercano. Literalmente me tiro a el. Me importa un pito si hay bichos, vacas, cacas o bacterias de lo que sea. Lleno la botella y el primer trago es aproximadamente de un litro. Ahora que nadamos en la opulencia (acuática) si que como algo y bebo más. Vuelta a nacer y a terminar la paliza de descenso. El Método Osmin funciona. Cenamos y cambiamos de bivac. Subimos, ya de noche al aparcamiento de la cara este. Creo que de lo quemado (por el sol) y deshidratado que voy me cuesta mucho dormirme. Para colmo hay instalados unos alternativos anti-sistema muy enrollaos, que ponen la música (mala), más o menos fuerte, a las dos de la mañana. Menos mal que a los dos temas se cansan, tocan un rato la guitarra (bastante mal) y por fín se callan. A sido una larga jornada, mola. VVB, con Josiño.

2 comentarios:

  1. Las rampas, se cree, que la causa más común es un estado de deshidratación. Pero es difícil saber si cuando te vas a dormir tu cuerpo considera que ya está bien hidratado o no. el cansacio y el hecho de que unas veces pasa y otras no despista.
    En todo caso cuando ocurre lo mejor es hidratarse rápido, con una bebida azucarada para que el agua se absorba rápido; una Coca-Cola por ejemplo.
    Salu2

    ResponderEliminar
  2. Si la tienes, seguro que si. El problema es que estás allí arriba-

    ResponderEliminar