MUNTANYA DE SANT CORNELI - BONPAS

Durante nuestra última visita a Abella de la Conca no pudimos evitar la irresistible tentación de mirar la aislada y atractiva pared de la Muntanya de Sant Corneli. Una visita se imponía y ayer fuimos para allá. Teníamos dos itinerarios a elegir, uno con chapas, de los hermanos Ullastre y otro sin, de Ravier y Le Boru. Teníamos referencia de que ambas eran muy buenas, es posible que exista algún otro itinerario pero no tengo información alguna. Como primera visita ya estaba bien la más equipada y optamos por Bonpas.
Para comenzar nos equivocamos de pista y aparecemos en una granja, de repente sale un perrazo de esos que te agarran y no te sueltan hasta que han acabado contigo “a que no hay h. de salir a jugar un rato con el perrito”a que no”. Enderezamos la pista buena y flipamos con el superbarrizal helado, decidimos claramente dejar el coche a 500 mts. del pueblo y continuar a pie, pues lo que sigue se ve peor. En condiciones secas las pistas no están mal, pero con lo que llueve últimamente, no invitan demasiado a aventurarse.
La pared se ve a casa cristo, pero cuando hay ganas, no hay distancias. Se nos hacen unos pedazo de zuecos de barro, que convierten las bambas en pesados zapatos de castigo, pero conseguimos llegar al aparcamiento, casi de chiripa, pues hay más desvíos de los que parecían. Luego terreno variado y un poco salvaje. Tras 1,30 h. llegamos a la base del zócalo inicial. Buscamos las chapas durante media hora pero nada de nada. A desaparecido el L1. Bueno, nosotros que somos medio así, pero como que no. Subimos por la canal de la izquierda hasta la base auténtica de la pared e iniciamos la escalada.
La vía es maravillosa, con roca perfecta, bastante equipada para disfrutar como camellos. Pero se hace muy corta para el pateo que hay.
La cima resulta un tanto sorprendente por la ingente cantidad de agujeros y trincheras de la guerra civil, las magníficas vistas. La ermita y la cruz gigantesca medio rota y caída en el suelo (nosotros no fuimos eh).
Luego queda la bajada, primero buen camino, después pistita y después campo a través. Lo cogimos muy a la derecha, justo cuando la pista comienza a descender a saco, por la vertiente contraria. Salió bastante bien, casi todo por terreno despejado, si bajas antes, es más directo pero se ve más matojero. En todo caso es largo y un poco penoso.
Después llegó el terrible momento en el que no pude parar de pensar todo el día: deshacer el tramo de pista que por la mañana estaba helado. Aquello fue lo mejor, parecía el Dakar, con el coche todo de lado.
En resumidas cuentas, un precioso lugar salvaje, con dos magníficas vías para quienes gusten de disfrutar algún día de pateo-escalada en un sitio distinto a los ya muy trillados Terradets o Vilanova. Difícilmente veremos a alguien.