Siempre que había ido a Riglos, era con la intención de escalar en los mallos grandes, como la mayoría. Un día, por exigencias del guión fuimos a dar a la Aguja Roja. De lejos, ni reparas en ella, pero cuando te aproximas a la base, flipas con el pirulo que realmente es. Si estuviera en otro lugar y en una posición más sobresaliente, sería sin duda el símbolo de la región, pero aquí, con los colosos que tiene tan cerca, casi ni se repara en ella.
Se eleva de forma totalmente vertical durante casi 150 metros, fotogénica hasta la saciedad. Sus vías son un reflejo de la típica escalada riglera, y aunque un poco más cortas, no por ello menos interesantes.
La verdad es que lo que más me sorprendió, fue el rapel del cable, pasado alrededor de una aguja. Especialmente el pensar la movida que debió suponer el subirlo hasta allá arriba. En una de las cutre-fotos (diapo escaneada), afinando bien el ojo, se puede apreciar la longitud del mismo.
Se eleva de forma totalmente vertical durante casi 150 metros, fotogénica hasta la saciedad. Sus vías son un reflejo de la típica escalada riglera, y aunque un poco más cortas, no por ello menos interesantes.
La verdad es que lo que más me sorprendió, fue el rapel del cable, pasado alrededor de una aguja. Especialmente el pensar la movida que debió suponer el subirlo hasta allá arriba. En una de las cutre-fotos (diapo escaneada), afinando bien el ojo, se puede apreciar la longitud del mismo.
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