Ese día quedamos
con Miquel y César para ir a abrir una vía al Mahls des Crambes. La pared
estaba toda empapada de arriba a bajo, gracias a las lluvias del día anterior.
Todos lo sospechábamos pero nadie dijo nada hasta comprobarlo in situ.
Rápidamente había
que tener un PLAN B. Como siempre suelo tener unos cuantos cartuchos de
repuesto, les propongo ir a explorar la pared superior del Bony de Torres que
hace muy buena pinta, es cortito y aún no se ha abierto nada.
La aproximación
es el doble de larga que para la pared inferior, 1 hora, pero cuando llegamos a
la base flipamos con las buenas fisuras, placas y algún espolón que ofrece la
pared. Todo para nosotros, bien, es lo que me gusta de esto: llegar a un sitio
d ónde no hay nada e ir haciendo según te dictan tu sentidos.
La verdad es que
una vez aquí tampoco se ven tan claras algunas líneas, pero otras si. Vamos de
cabeza a por una de las que no se ven tan claras pero que yo la tenía bien
controlada por una foto desde lejos con el teleobjetivo.
Nos encontramos
un mosquetón al pie de vía, sube Miquel y se encuentra un clavo. Vaya, vaya.
“Espera, espera, espera”. Espero. Comienza a pensar, a recordar y resulta que
el ya había estado aquí hace un montón de años y que ese clavo era suyo. Pero
tiene como un vacío y no se acuerda de más, le parece que no acabaron de
concretar nada.
El segundo largo
es el principal motivo de la ascensión: un magnífico diedro perfecto, de 6b, de
aquellos que nos gustaría encontrarnos cada dos por tres cuando abrimos una
vía, de manual. El tercer largo es casi-trámite pero no regalan ni lo más
mínimo.
Rapelamos más a
la izquierda, por el medio de una placa mucho más limpia y por dónde en el
futuro habrá línea de ascenso.
Por bichos, no
escalar aquí del 20 de febrero al 10 de Junio.
125 m 6b
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