Esta vez me monto una combinación extraña, aunque necesaria para enlazar dos compas y varios días. Recojo a Toño en Ainsa nos vamos a Sarrancolin, dormimos y vía. Regreso a Ainsa para dejar a Toño una birra rápida y me junto con Josiño. Cambio de coche para variar, menos mal y regreso al Valle de Aure, collado y salto al valle de Campan para escalar en el Casque de Lhèris al día siguiente. Caigo rendido al saco de dormir.
El Casco es una bonita mole rocosa, rodeada de un verdor refulgente y casi dañino a la vista. Unas vaquitas y unos cuantos caballos acaban de conformar la estampa campestre y bucolicopastoril.
De entre todas las vías, tengo algunos apuntes sacados, entre líneas, de varias páginas de Internet y alguna guía antigua. Apuntes tan importantes y determinantes como: mola, guapa, no mola, cutre, muy cutre. Las referencias verbales son que aquí no hay muchos términos medios o la vía es bastante buena o una fuliñaca herbosa y descompuesta. Así pues, pies de plomo, la decisión no es fácil.
Bonito, pero largo pateo en el que se salvan algo más de 700 metros de desnivel a través de pistas forestales y buenos caminos. En poco menos de un par de horas estamos en la base de la pared. Para jugar sobre seguro, nos hemos inclinado por Chant de Pierre, una buena vía totalmente equipada por Pascal Guerrier y de dificultades suaves y homogéneas, hasta llegar al L6, una magnífica placa de agujeros y movimientos felinos, de 6b. Para el rot punkt deberemos afinar la técnica, el olfato y el rozamiento. Incluso haciendo trampas, nadie te libra de algún paso de 6a obligado. El resto no desmerece en absoluto y durante 200 metros nos deslizamos por una excelente roca con tramos de V+ de lo más agradecidos. Muy recomendable opción para conocer un nuevo lugar.
El segundo plato ya será otra cosa bien diferente…
VVB.
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