PETITE AIGUILLE D'ANSABÈRE - SPIGOLO SUD

De pequeñito vinimos por primera vez al Valle de Aspe con intención de visitar la Mature, muy famosa por entonces, e intentar el famoso Spigolo. Pocos días antes tuve una caída en moto y con el asfalto me desollé la piel de un pie. Esto no me impedía escalar (corté las ninjas por arriba para que respirase la herida, pero si caminar más de no mucho. Así que la dejé para mejor ocasión. Desde la distancia no dejé de mirarla durante años y años, hasta que se dieron las circunstancias, y le dimos con Goyanes. Sobre la vía, nada que ya no se sepa, buenísima, Sobre nuestras circunstancias un par de apuntes, habían dado buen tiempo, quizás algo de niebla por la mañana, pero ya está. Madrugón del 15 y niebla, subimos. Los perritos de las cabañas tenían cierta fama, así que con la experiencia de hacía unos días en Ansó tomamos las debidas precauciones. Palos y nada más llegar a las cabañas, desviarnos hacia la derecha para pasar más arriba y evitarlos. Al vernos se acercaron, pero no dijeron ni pío. Mejor, cada uno por su lado. A la bajada ni les vimos. Total, que justo salir de la niebla, nos topamos de narices con la Agujas, magnífica e inolvidable visión. Comenzamos la vía y comienza a subir la niebla, tontea, sube y baja. Justo llegar al miro más tieso ya nos engulle totalmente y decide no abandonarnos hasta arriba. Hacemos la vía con un ambiente gélido y de escasa visibilidad. Al salir de la zona desplomada la cosa se complica porque la nube va soltando una fina capa de lluvia que nos moja a nosotros y las zonas de pared menos verticales. Me toca el largo de después de los artificiales, buff que largazo. No regalan ni un solo paso, bien obligado y tan difícil como bonito. En un momento dado, no tengo material, la cuerda roza, se me ha pinchado la bici y mil excusas para montar una reunión antes del final, aprovechando una chapa, un puente y un totem que coloco. Llegamos a la bifurcación y el mal tiempo nos invita a largarnos por la salida original. Este largo sólo está reequipado, el resto lo encontraremos re-re-equipado: buril, spit y parabolt inox del 12; todo un catálogo de tornillitos. Total que aquí arriba ya está todo bien mojado, la roca y nosotros. Llegamos a una role ya fuera de la pared y pasamos olímpicamente de la cima, puesto que no se ve más allá de 10 metros. Rapelamos por aquí mismo. MARRON. Resulta que la instalación buena está unos 5 o 10 metros más arriba, pero no lo sabíamos. Aunque nos extraña un poco porque el rapel va derecho al abismo de la cara oeste, baja Juan a ver que pasa. Pasa que se tiene que currar una travesía de la mue.te, con un patio inhumano, hasta llegar a un punto desde el que podemos alcanzar de nuevo y fácilmente la arista de bajada. Buff, además hemos dejado un mosqueton en la role, para que se líen bien los siguientes. Continuamos toda la arista y el tramo de viras del Pic d’Ansabere, al ensamble. Llegados a la canal de salida, no me gusta un pelo y monto una reunión cutre (bastante cutre) más a la izquierda de la canal, por si cae alguna piedrecita. Sube Juan y a media canal pega un supergrito y se oye un gran ruido. Inmediatamente me pongo en modo alerta que se avecina un marroncillo y veo caer por la canal un tremendo bloque de un buen par de metros de largo, acompañado por su inseparable séquito. Espero que Juan venga a continuación rebotando por la canal, pero no. Menos mal, sólo ha sido el bloque, estupenda idea la de poner la role aquí, si no Game Over. La cima nos recibe con unas vistas espectaculares y solecito. VVB. Bajamos para abajo, de nuevo nos engulle la nube y, esta vez ya si, la lluvia. Abajo están Porta y Nuria que nos comentan el cambio de previsión meteorológica y que finalmente para hoy habían dado malo. Vaya. En Lescún nos reunimos con Juan Luis, que trae una buena provisión de gominotas y sustituirá a Juan los próximos días.