Casi todas las veces que bajo a Barcelona procuro reservarme un día par ir a Montserrat. Esta vez sólo quedaba libre el sábado, así que quedo con el Porta (que a su vez queda con David) en el bar del Bruc. Aquello estaba a rebosar, como siempre. A pesar de una predicción benigna (bueno por la mañana y malo por la tarde), está nublado y hace un frío bastante intenso. La idea original es escalar la reciente Anxeneta, antes de que llegue la época restrictiva, pero con este frío... Pensamos alternativas, pero ninguna convence y no tenemos ganas de pensar mucho, así que finalmente nos decidimos por el plan original, abrigándonos bien.
Nos vamos para allá con la idea de pasar más frío que los pingüinos y, como por arte de magia, sale el solecito. Lástima que al primer largo no le da. Se lo trabaja el Porta, de manera sorprendente, con un intenso frío y a vista. De segundos, alucinamos con el dolor de dedos hasta que salimos al lado del sol. El resto de la vía ya resulta mucho más agradable. Para variar, a hecho justo lo contrario de la previsión.
La vía es muy guapa y recomendable, casi toda en roca perfecta y con un equipamiento apropiado para que se repita con regularidad. El primer largo es el más difícil, porque además, te pilla en frío. Los alargos entre seguros en alguna zona fácil, se pueden minimizar con algún marciano y pequeños, pero sólidos, merlets. Respecto al largo de 6c, se resuelve con más de una solución posible y no es nada obligado, por tanto fuerzas el a vista sin ninguna presión. En resumen, una muy buena vía, que se convertirá en clásica. Como punto negro: itinerario bastante ilógico, que evita en todo momento la demasiado cercana Aresta Ribas.
Al finalizar el itinerario, en la cima hay todo un muestrario de anclajes: 2 paraboles inox, uno de ellos hundido, 1 spit y un parabolt reciente. Todo tiene su explicación, pero eso ya es otra historia larga y tortuosa, que con la apertura de esta nueva vía resulta aún más sorprendente.
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